Le saca un seguro a todo riesgo (con franquicia) a su Yamaha MT-07 y le soplan 650 euros

Una mochila, una cremallera, un despiste... y el resultado: un arañazo visible en el depósito de la moto. Es lo que le ha pasado a un usuario que se plantea una duda muy habitual entre quienes tienen su moto asegurada a todo riesgo: ¿compensa dar parte al seguro si el daño es pequeño, pero visible?
En este caso concreto, el seguro tiene una franquicia de 150 euros y la póliza cuesta 650 euros al año. El depósito podría costar alrededor de 350 euros, y la reparación pasaría por sustituir la pieza completa, ya que Yamaha no facilita pintura oficial, códigos de color ni kits de retoque. Pero claro… la gran duda es: ¿dar parte ahora supondrá un sablazo en la renovación del año siguiente?
El dilema del parte con franquicia
Dar parte al seguro con franquicia significa que el asegurado asume los primeros 150 euros del coste de la reparación, y el seguro cubre el resto. Hasta ahí, todo bien. El problema es lo que puede venir después: muchas aseguradoras penalizan a los clientes que dan partes “culpables”, subiendo la prima en la renovación o incluso cancelando la póliza si consideran que el riesgo ha aumentado.
En este caso, sería el primer parte y por un daño menor. Pero ya sabemos cómo funcionan algunas compañías: un simple roce puede traducirse en una subida de 200 o 300 euros al año siguiente, lo que haría que esa reparación “cubierta” por el seguro te termine costando mucho más a medio plazo.
¿Cuándo merece la pena dar parte?
Para daños estéticos pequeños como picaduras en el depósito o rayaduras en carenados, vale la pena analizar bien:
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¿El coste real supera con mucho la franquicia? Si solo te ahorras 150-200 euros, puede que no compense.
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¿Es tu primer parte? Las aseguradoras son más “tolerantes” con el primer siniestro… pero no siempre.
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¿Vas a cambiar de seguro próximamente? Aquí está la clave.
La opción más común entre moteros: dar parte… y cambiar de compañía
Muchos usuarios optan por una estrategia simple y eficaz: dar el parte, aprovechar la cobertura del seguro, y al año siguiente cambiar de aseguradora. Especialmente si la compañía actual ya ha mostrado señales de subida, o si el mercado ofrece opciones competitivas.
Como contaba otro motorista en una situación similar, dio parte por un golpe leve, asumió la franquicia, y antes de la renovación buscó otra póliza con mejores condiciones y precio más bajo. Resultado: depósito nuevo por solo 150 euros y sin penalización a largo plazo.
¿Y si decides no dar parte?
También puedes buscar soluciones alternativas:
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Talleres especializados en pintura y retoque: algunos son capaces de igualar el color sin necesidad de tener el código oficial.
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Vinilar la pieza: solución temporal o estética, pero que oculta el desperfecto.
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Buscar piezas de segunda mano en buen estado.
Conclusión: ¿parte o no parte?
Si eres muy maniático con la estética de tu moto, y la reparación te va a costar más de lo que pagarías con franquicia, dar parte puede tener sentido, especialmente si estás dispuesto a cambiar de aseguradora después. Ahora bien, si quieres evitar trámites, proteger tu historial o no complicarte con futuras renovaciones, quizás sea mejor asumir el coste por tu cuenta o buscar soluciones más creativas.
En definitiva, la primera picadura siempre duele más por dentro que por fuera, pero lo importante es tomar la decisión con toda la información. Porque a veces, lo que parece un simple arañazo puede convertirse en una lección de seguros que no olvidarás.