La DGT "saliva" con la nueva "carretera-radar" desarrollada por la Universidad de Granada

Durante años, los radares de velocidad han sido un recurso efectivo —aunque polémico— para reducir la siniestralidad en carretera. Sin embargo, un innovador desarrollo español podría cambiar por completo la forma en la que se vigila el comportamiento de los vehículos, y en especial el de las motocicletas, cuya seguridad sigue siendo un gran reto en el tráfico actual.
Desde la Universidad de Granada, el Proyecto MASAI (Material Asfáltico Sostenible Automatizado e Inteligente) ha sorprendido por su triple enfoque: sostenibilidad, eficiencia energética y tecnología aplicada al asfalto. Pero más allá de su impacto ambiental, lo que realmente ha llamado la atención del sector es su capacidad para medir la velocidad de los vehículos que circulan sobre él, directamente desde el suelo.
¿Cómo puede ayudar esto a los motoristas?
Para los usuarios de moto, esta nueva tecnología puede suponer un antes y un después. Uno de los grandes problemas que enfrentan los motociclistas es la falta de información en tiempo real sobre el estado del pavimento. El asfalto MASAI no solo detecta la velocidad de paso, sino también el peso del vehículo y el desgaste del firme, lo que permite anticipar reparaciones y evitar que se conviertan en trampas mortales para los que viajan sobre dos ruedas.
En este sentido, la posibilidad de que el sistema detecte irregularidades y alerte a las autoridades antes de que aparezcan baches, grietas o zonas con pérdida de adherencia, podría reducir considerablemente el número de accidentes que sufren los motoristas por causas relacionadas con el mal estado del asfalto.
¿Multas desde el suelo?
Aunque sus creadores no han confirmado que los sensores vayan a usarse para imponer sanciones, no es difícil imaginar que este tipo de asfalto pueda terminar siendo una alternativa a los radares tradicionales. En lugar de grandes cajas metálicas visibles en el arcén, bastaría con integrar sensores en el suelo para controlar la velocidad de cualquier vehículo —incluidas las motos— sin necesidad de cámaras o equipos adicionales.
Esto, desde el punto de vista de los motoristas, tiene implicaciones tanto positivas como negativas. Por un lado, se eliminarían los puntos ciegos que los radares clásicos pueden tener con motos pequeñas o scooters. Por otro, se intensifica la vigilancia, algo que no siempre es bien recibido en un colectivo que muchas veces se siente injustamente señalado.
Sostenibilidad y ahorro: una combinación ganadora
Otro aspecto clave del asfalto MASAI es su composición ecológica, fabricada con un 20% de materiales reciclados y con una fórmula que requiere menos temperatura para su producción, reduciendo así las emisiones y el consumo energético. Se estima que puede reducir los costes de producción en un 15%, algo que podría acelerar su implantación en otras comunidades autónomas tras su debut en Andalucía, donde ya se ha probado en Granada, Almería y Cádiz.
De hecho, las autoridades andaluzas ya han anunciado que todos los nuevos tramos de carretera y las reparaciones en la región se harán con este tipo de asfalto, lo que abre la puerta a una red vial más segura, moderna y sostenible.
Motos y tecnología: una oportunidad de oro
Si este tipo de soluciones se implementa de forma bien planificada, no solo mejorará la seguridad vial, sino que también podría ofrecer nuevos datos útiles para los motoristas. Por ejemplo, integrando esta tecnología con sistemas de navegación o aplicaciones móviles, se podría alertar en tiempo real sobre zonas con desniveles, baja adherencia o tramos en obras, algo fundamental para quienes circulan sobre dos ruedas.
El asfalto inteligente MASAI representa un avance que va mucho más allá de una simple innovación técnica. Puede ser el punto de partida de una nueva generación de carreteras más seguras, adaptadas a todos los usuarios —especialmente a los motoristas— y preparadas para un futuro donde la tecnología y la movilidad irán de la mano.