La DGT se resiste a dar alas a la app que te da dinero por grabar con tu móvil a quienes la lían en la carretera

La tecnología vuelve a desafiar los métodos tradicionales de vigilancia vial. Desde Ucrania, una aplicación llamada DashcamUa ha comenzado a llamar la atención más allá de sus fronteras. Su funcionamiento es simple pero contundente: convierte cualquier smartphone en una cámara a bordo capaz de grabar infracciones de tráfico cometidas por otros conductores. Cada vídeo se remite a las autoridades, y si la infracción termina en sanción, el usuario que grabó el vídeo recibe una parte del importe de la multa.
Aunque suena a ciencia ficción o a distopía de vigilancia ciudadana, la propuesta ya está funcionando en fase de pruebas en Ucrania, y sus creadores tienen claro que quieren exportarla a otros países, entre ellos España. Pero el camino no parece sencillo.
En el caso español, la Dirección General de Tráfico (DGT), que gestiona la red de radares, campañas de concienciación y sanciones administrativas, no ha mostrado por el momento ninguna intención de colaborar con una aplicación de este tipo. Uno de los principales obstáculos radica en el propio modelo de negocio de DashcamUa: la plataforma plantea repartir el dinero de las multas con los ciudadanos, lo que choca de lleno con el actual marco normativo y con la distribución del ingreso por sanciones, que en España es completamente estatal.
Además, aunque existe la posibilidad de denunciar a otros conductores con pruebas como vídeos, la legislación española exige que quien denuncia se identifique, lo que dificulta el modelo de anonimato que propone la app. En este sentido, ya se han dado casos en los que personas que intentaron grabar y denunciar infracciones acabaron siendo multadas por la forma en que lo hicieron: grabando con el móvil al volante, por ejemplo.
Aun así, el interés por una herramienta como DashcamUa no es menor. En un contexto donde cada vez más conductores cuentan con cámaras a bordo, el uso de estos dispositivos va en aumento como método para aclarar accidentes o disputas con aseguradoras. La idea de aprovechar esta tecnología para mejorar el cumplimiento de las normas de circulación tiene su lógica. DashcamUa promete, además, otras funciones, como agilizar los partes de accidentes para evitar atascos o ayudar a las aseguradoras a determinar responsabilidades de forma más precisa.
En Ucrania, los desarrolladores aseguran que el sistema es capaz de detectar con precisión casi total infracciones como saltarse semáforos, usar el móvil al volante, no respetar la prioridad de paso o adelantar de forma indebida. Incluso afirman que su plataforma puede predecir puntos conflictivos en la red vial. Todo ello se basa en una combinación de vídeos, geolocalización y análisis automatizado.
Sin embargo, y pese a sus ambiciones globales, el aterrizaje en Europa no está resultando sencillo. En el Reino Unido, por ejemplo, también se han mostrado reticencias. La policía ya cuenta allí con su propia plataforma oficial, Operation Snap, que permite a los ciudadanos enviar pruebas de infracciones mediante un formulario digital. En este caso, sin incentivos económicos, y con una revisión manual por parte de los agentes. La existencia de herramientas oficiales similares hace que la adopción de sistemas externos sea aún más improbable.
En España, la situación es parecida. La DGT no cuenta con una app ciudadana para denunciar infracciones, pero sí permite aportar pruebas si se sigue un procedimiento formal. No obstante, la idea de remunerar a quien denuncia choca con la filosofía del sistema actual, donde el cumplimiento de las normas debe nacer de la responsabilidad individual y no de una posible recompensa.
A día de hoy, DashcamUa no tiene ningún tipo de aprobación para operar en España, y su modelo de reparto de ingresos se percibe como incompatible con la gestión de las multas. Aunque la idea de crear un entorno más vigilado en las carreteras puede sonar atractiva para algunos, también abre un debate importante: ¿hasta qué punto es conveniente que la ciudadanía asuma un papel activo en la vigilancia del tráfico?
Mientras tanto, la aplicación continúa en fase experimental en Ucrania, con la mirada puesta en mercados como el británico y, eventualmente, el español. Pero por ahora, la DGT no ha abierto la puerta a su implantación, ni parece dispuesta a compartir los ingresos por sanciones con los usuarios. Al menos, no bajo el modelo actual.