Primero, 1.200 euros de avería, luego el embrague roto y otra vez el testigo de motor: el infierno al comprarse una Benelli en Mundimoto

Lo que prometía ser una buena oportunidad para hacerse con una Benelli TRK 502 seminueva terminó convirtiéndose en una pesadilla mecánica para un cliente de Mundimoto, la conocida plataforma de compraventa de motos. La historia arranca en febrero de 2025, cuando el comprador adquiere el modelo de 2019 con apenas 24.000 kilómetros. Sin embargo, desde entonces, los problemas no han dejado de aparecer.
Una sucesión de averías desde el primer mes
Pocos días después de recibir la moto en Málaga (procedente de Madrid), el usuario vivió el primero de varios sustos: el vehículo se apagó por completo en plena ruta, saliendo de un semáforo, y empezó a echar humo desde tres puntos distintos. Tras llevarla a un taller, el diagnóstico fue contundente: el sistema eléctrico estaba totalmente quemado, y la reparación ascendía a unos 1.200 euros, que Mundimoto asumió dentro de la garantía.
Parecía un mal arranque, pero lo peor no había terminado. Al poco tiempo de tenerla de vuelta, la moto volvió a dejarle tirado, esta vez en mitad de una rotonda. El motivo fue una rotura del cable del embrague, una avería que volvió a inmovilizar el vehículo durante un mes entero en el taller, gestionado por la propia empresa.
Y cuando parecía que, por fin, podría disfrutar de su moto, una nueva luz de fallo de motor volvió a encenderse en el cuadro de mandos, dejando al propietario sin confianza ni tranquilidad para utilizarla en el día a día. Según cuenta, el uso de la moto ha sido mínimo: fines de semana y un solo día laboral, lo que agrava aún más la sensación de frustración.
La respuesta de Mundimoto
Desde Mundimoto, han lamentado públicamente lo sucedido y aseguran que siempre han intentado dar la mejor solución posible al cliente. Confirman que cubrieron los costes del sistema eléctrico y que, pese a que el cable de embrague es una pieza de desgaste no cubierta por la garantía, también se hicieron cargo de su reparación. Respecto a la tercera incidencia, indican que ya están en contacto con el comprador para resolverla lo antes posible.
Una moto que no da tregua
El cliente, sin embargo, lanza una advertencia clara: “La moto ha estado un mes bien y otro mes mal. Así no se puede disfrutar ni trabajar con ella”. Lo cierto es que su testimonio evidencia uno de los mayores temores de quienes compran vehículos de segunda mano: que la falta de fiabilidad acabe anulando por completo la experiencia de uso.
Este caso, que ha corrido rápidamente por redes sociales y foros especializados, ha reavivado el debate sobre la calidad real de las revisiones previas a la venta, el alcance de las garantías y la capacidad de respuesta de las empresas de compraventa ante problemas reiterados. Una experiencia amarga que, sin duda, pone en cuestión la fiabilidad de ciertos modelos… y la de algunos intermediarios.