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Lleva su BMW GS a un taller oficial de Murcia y le colocan tornillos de ferretería: "Siguen las sorpresas"

La BMW GS con el Akrapovic
La BMW GS con el Akrapovic

Cuando llevas tu moto a un servicio oficial, especialmente una BMW R 1250 GS, lo haces confiando en que recibirás un trato técnico a la altura del emblema que llevas en el depósito. Pero no siempre es así. Un propietario de esta reconocida maxitrail ha compartido su experiencia con un concesionario oficial BMW Motorrad en Murcia, y sus palabras no dejan lugar a dudas: “He pagado por una revisión de la que no me fío”.


Mismos kilómetros, asiento mal montado y tornillos flojos

Todo empezó hace un mes, cuando el cliente llevó su moto al taller para una revisión programada. Al recogerla, le sorprendió que el marcador de kilómetros no se había movido ni un metro, a pesar de haber pedido que se revisara un comportamiento anómalo.

“Me extrañó que no la hubieran rodado ni un poco”, explica.

Pocos metros después, al salir del taller, el asiento estaba mal encajado, algo básico que cualquier mecánico debería comprobar. Pero la peor sorpresa llegó días más tarde, durante su primera ruta tras la revisión: el cubrecárter se soltó en marcha.

Al volver al taller para resolverlo, se lo volvieron a montar, pero usando tornillos de ferretería con arandelas, en lugar de las piezas originales. El cliente tuvo que pedirlas por su cuenta.

“Más allá de lo peligroso de dejar sin revisar el par de los tornillos, lo más molesto es pagar por una revisión que no se ha hecho con el cuidado que se espera en un taller oficial. Encima, ni siquiera me avisaron de que no usaban piezas originales”, denuncia.


Problemas acumulados: “En mi vida se me han soltado 4 tornillos”

Lejos de quedarse ahí, los problemas continuaron. El cliente editó posteriormente su opinión para añadir que los cuatro tornillos del cubrecárter estaban flojos, y tres de ellos se perdieron en carretera. Una situación que no solo evidencia una falta total de control de calidad, sino que pudo haber causado un accidente.

La guinda llegó al intentar abrir el tapón de llenado de aceite, que, según relata, fue apretado de forma excesiva y hasta deformó la rosca, dificultando su retirada.

“Adjunto foto, a ver si esto también es normal”, comenta con evidente frustración.


Respuesta del taller: una explicación que no convence

El concesionario respondió al comentario del cliente afirmando que usan materiales específicos para moto y justificando que, tras 500 km, “los tornillos pueden haberse resentido por las vibraciones”. Aseguran que quisieron dar una solución inmediata y que invitan al cliente a pasar nuevamente por el taller.

Sin embargo, tras todos los fallos descritos —falta de rodaje, asiento mal montado, tornillos no originales, tapón dañado—, la sensación de confianza se ha perdido por completo.


¿Qué se espera de un servicio oficial BMW?

Los talleres oficiales representan a una marca que presume de ingeniería de precisión, seguridad y excelencia. Pero en este caso, el cliente recibió una revisión incompleta, un montaje deficiente y un servicio por debajo de lo esperado, todo ello tras pagar una cantidad considerable.

Y lo más grave: la seguridad del motorista quedó comprometida por detalles tan básicos como el apriete de unos tornillos o el correcto montaje de piezas clave.


Conclusión (sin llamarla así): la marca es una, pero el trato varía según el taller

Este caso refleja una realidad que muchos propietarios de motos de gama alta conocen: el logo en la fachada no siempre garantiza un buen servicio dentro del taller. Y cuando hablamos de motos como la BMW R 1250 GS, cada fallo cuenta.

Para este cliente, la experiencia con el taller oficial de Murcia fue, en sus propias palabras, “pésima”. Y su mensaje es claro: una revisión mal hecha no solo decepciona… también pone en riesgo la seguridad.