Le hacen otra revisión en su Kymco y le cobran "casi" el doble por cambiarle el filtro de aire: "Dicen que es media hora más de mano de obra"

Lo que debería haber sido una revisión de rutina acabó convirtiéndose en una experiencia desagradable para Julio, un cliente de un concesionario oficial Kymco en Valencia, que ha denunciado públicamente lo que califica como “una mala experiencia y una atención deficiente” en el servicio de postventa de la marca.
Según relata el afectado, acudió al taller para realizar la segunda revisión de su moto, comprada en el mismo concesionario apenas tres meses antes. El mantenimiento, según asegura, fue prácticamente idéntico al de la primera revisión, salvo por el cambio del filtro de aire, una intervención menor que, sin embargo, disparó el coste de la factura casi al doble.
Cuando Julio mostró su disconformidad con el precio, la respuesta que recibió lo dejó aún más insatisfecho. El responsable del taller, en lugar de ofrecer una explicación comprensiva, se limitó a sacar una calculadora “con formas altivas y casi insultantes”, según las palabras del cliente, para justificar el incremento en la factura. La única muestra de empatía vino —según su testimonio— de la empleada de atención al cliente en ventanilla, quien intentó mediar para buscar una solución satisfactoria.
Sin embargo, la dirección del taller no accedió a aplicar ningún descuento ni a revisar la factura, y el cliente se marchó sin haber resuelto su queja y con una fuerte sensación de desamparo.
La respuesta del taller: “Si su disconformidad es únicamente económica, no estamos de acuerdo”
Lejos de calmar los ánimos, la respuesta del propio concesionario, publicada públicamente en Google Reviews, no ha hecho más que alimentar la polémica. En ella, el responsable afirma que “las tarifas son adecuadas a la formación, utillaje y servicio que damos al cliente” y considera que no procede ningún ajuste sobre el importe.
Más aún, tras alegar que el cliente “insultó al personal” por correo electrónico, el concesionario cierra filas con una frase contundente: “Sí, mejor que no vuelva”. Unas declaraciones que han sorprendido por el tono y la falta de voluntad conciliadora, especialmente viniendo de una empresa oficial que representa a una marca de primer nivel.
Un problema habitual: el abismo entre cliente y taller
Este caso no es aislado. Las quejas por precios poco transparentes en los servicios oficiales y la falta de empatía en la atención posventa son habituales en foros de motor y redes sociales. Si bien el mantenimiento de un vehículo en un taller autorizado garantiza la utilización de recambios originales y personal cualificado, la percepción de arbitrariedad en los precios puede dañar seriamente la confianza de los clientes.
Julio, como tantos otros motoristas que optan por servicios oficiales pensando que recibirán un trato profesional y ajustado al mercado, se ha llevado una decepción profunda. Lo peor, según asegura, no fue pagar más de lo esperado, sino la sensación de haber sido despreciado como cliente.
En un mercado cada vez más competitivo y en plena era de la transparencia digital, experiencias como esta deberían ser una señal de alarma para cualquier concesionario: el servicio postventa no es solo un trámite, es la última oportunidad para fidelizar al cliente o perderlo para siempre.