Se compra una Kymco y la tiene que llevar 10 veces al taller: "Me han devuelto todo el dinero y fin del problema"

Lo que debía ser una compra ilusionante acabó convirtiéndose en un calvario mecánico y legal. Un usuario valenciano, ha compartido su amarga experiencia tras adquirir una Kymco Xciting S400 en un concesionario oficial de Valencia, una moto que prometía ser “buena y con unas prestaciones fenomenales” pero que, desde el primer día, no dejó de darle problemas.
Una moto que se niega a funcionar... y un taller que asegura que todo está bien
La historia comienza tras la entrega de la moto nueva. A las pocas horas de uso, la Xciting S400 ya presentaba dificultades para arrancar, un comportamiento impropio de un vehículo recién salido del concesionario. Pero el problema no quedó ahí. Según relata el afectado, la moto también se apagaba sin previo aviso y, al circular a velocidades medias-altas, emitía un inquietante ruido metálico, como de fricción interna.
Cada vez que acudía al taller para reclamar una revisión, la respuesta era la misma: “todo está perfecto”. Sin embargo, la experiencia real del cliente contradecía frontalmente el diagnóstico del servicio técnico. Vídeos grabados por el propio usuario documentaban las anomalías en el arranque, con el motor fallando como si se tratara de un ciclomotor antiguo, y no de una moderna maxiscooter.
Diez visitas al taller, ninguna solución... y una vía legal que sí funcionó
David no se rindió. Tras diez entradas en taller sin que nadie ofreciera una solución real, decidió acudir al servicio de Consumo para elevar su queja de forma oficial. Posteriormente, presentó también una reclamación legal a través de su abogado, advirtiendo que llevaría el caso ante los tribunales si no obtenía una respuesta satisfactoria.
Fue entonces, después de casi dos años de padecimientos, cuando llegó el giro inesperado: la empresa le devolvió íntegramente el importe de la moto. Con la moto fuera de su vida, David dio por cerrado el caso, aunque no sin antes lanzar una advertencia a otros posibles compradores: “Mucho cuidado ⚠️”.
Una respuesta estándar y muchas preguntas sin resolver
Desde el concesionario implicado, la única respuesta pública fue un breve comentario genérico:
“Buenos días, sentimos lo sucedido. Nuestro servicio técnico está a su disposición. Gracias, un saludo.”
Un mensaje que, lejos de calmar los ánimos, ha sido interpretado por otros usuarios como insuficiente, poco empático y carente de autocrítica.
El daño a la confianza en los servicios oficiales
Este caso pone de relieve una preocupación creciente entre los clientes de servicios oficiales: ¿qué pasa cuando algo va mal y nadie lo soluciona? La confianza depositada en marcas reconocidas y en concesionarios oficiales debería ser garantía de atención, transparencia y solución de problemas. Pero casos como el de David revelan que, cuando la atención postventa falla, no solo se pierde un cliente: se erosiona la reputación de la marca y del concesionario.
Afortunadamente, el recurso a vías legales y la persistencia dieron resultado en este caso concreto. Pero la pregunta que queda flotando es clara: ¿cuántos usuarios no tienen el tiempo, los medios o la paciencia para llegar tan lejos?