Compra una Honda y se tira 3 años sin poder cogerla porque el compra-venta no le dijo que tenía reserva de dominio

Lo que empezó como el sueño de un recién estrenado motorista se ha convertido en una auténtica pesadilla burocrática y judicial. Un joven que obtuvo el carnet A2 en septiembre de 2022 y buscaba su primera moto de gran cilindrada, denuncia haber sido víctima de una presunta estafa tras comprar una Honda CBR650R en el establecimiento Balaña Motos, en Getafe (Madrid).
“Con toda mi ilusión fui buscando motos, concretamente una Honda CBR500R o una CBR650R para limitar”, relata. Tras semanas de búsqueda, encontró una CBR650R de 2021 con 6.000 kilómetros, accesorios incluidos, y un precio de 9.500 euros. El anuncio, que compartió con amigos más experimentados, parecía legítimo.
Cuando acudió a la tienda, la moto estaba en perfectas condiciones. El dueño del negocio —que también figuraba como propietario del vehículo— le explicó que la moto era suya, comprada cuando su hija trabajaba en una tienda de Honda en Valencia, pero que ya no la usaba porque prefería su scooter para el día a día.
“La moto estaba nueva, en perfectas condiciones y venía con colín deportivo, cúpula ahumada, puños calefactables, quickshifter…”. Convencido, dejó una señal de 500 euros, pagó 7.000 por transferencia bancaria y entregó su anterior CB125R como parte del pago (valorada en 2.000 euros). En el precio se incluía, según Balaña, el cambio de nombre y la limitación de potencia.
La moto llega… pero los papeles no
En octubre de 2022, recoge la moto limitada, pero solo recibe un permiso de circulación provisional. “Me avisaron que el definitivo llegaría en unos tres meses como mucho”, cuenta. Sin embargo, en enero aún no había rastro de la documentación definitiva. Desde Balaña le aseguraron que había habido retrasos por “unos trámites con Honda por la limitación” y le enviaron otro provisional.
Esta situación se repitió varias veces. Cada vez que caducaba un provisional, recibía otro, y una nueva excusa. “Un par de meses más tarde me dicen que hay unas multas pendientes”, recuerda. Al tercer provisional, ya cansado, el comprador decide consultar directamente a la Dirección General de Tráfico (DGT) y pide un informe completo del vehículo. Lo que descubre lo deja helado: la moto tiene una reserva de dominio.
“En ese punto empiezan unos meses muy jodidos para mí, sin saber siquiera si puedo circular con esa moto o no”, explica. Acude en persona a la tienda, manda correos, llama… pero el dueño desaparece y los empleados solo le dan largas: “Nunca más volví a verle”.
La trastienda del caso: pagos pendientes y una venta bajo sospecha
La gestoría que tramitaba el cambio de nombre le confirma que no pueden continuar con el proceso hasta que se libere la reserva de dominio, es decir, que se pague completamente el préstamo asociado al vehículo. Además, le indican que Balaña habría dejado de pagar por adelantado otros trámites, lo que muestra una pérdida de confianza en la tienda.
Cuando pide copia de toda la documentación de su compra, descubre otro detalle preocupante: la factura sólo refleja la mitad de lo que pagó realmente. En un intento desesperado por encontrar respuestas, contacta con Honda Màquina Valencia, el concesionario donde se vendió originalmente la moto. El responsable, apenado por la situación, le confirma que fue financiada con Honda y que la reserva de dominio está activa.
La financiera de Honda, sin embargo, se habría negado a facilitarle información por motivos de protección de datos. Gracias al contacto del concesionario, logra averiguar que Balaña seguía pagando las cuotas mensuales y que en enero de 2024 tenía que abonar la última. Pero en febrero descubre que esa cuota fue devuelta.
Sin ITV, sin papeles y sin justicia… de momento
En vista de la situación, intenta resolver el caso mediante la Oficina de Atención al Consumidor de la Comunidad de Madrid, pero Balaña rechaza cualquier mediación. Va a la Policía, pero “me dijeron que no veían delito penal y me echaron”. También presentó un caso en el Juzgado Decano de Getafe, sin éxito, porque la vía civil no era competencia de ese juzgado, según cuenta el afectado.
Finalmente, contrata abogados y presenta una demanda por presunta estafa, pero el proceso está parado desde 2023. “Básicamente, estamos esperando a que algún juez coja los papeles y se ponga con ello”.
Mientras tanto, sigue pagando el seguro de una moto que no puede usar desde hace más de ocho meses, porque no tiene permiso de circulación definitivo y no puede pasar la ITV. “La guinda en el pastel es que llevo 8 meses con una moto parada en un garaje cogiendo polvo...”.
Una afición truncada
Cansado, frustrado y con miles de euros perdidos, lo que más lamenta no es el dinero, sino lo que la moto representaba para él:
“He perdido algo que se había convertido en una cosa imprescindible para mí. El irme de ruta, o de viaje, ese momento para mí cogiendo curvas… Y mentalmente lo noto…”.
Como conclusión, lanza una advertencia a otros compradores:
“He aprendido que siempre hay que buscar la matrícula al comprar un vehículo antes de pagar”.