Otra moto que no conocías llega al mercado, pero esta vez no es china

Massimo Tamburini ya no está entre nosotros, pero su espíritu sigue marcando el pulso del motociclismo más pasional. Hace ya dos años que el mundo de las dos ruedas perdió a uno de sus diseñadores más influyentes, autor de obras maestras como la Ducati 916 y la MV Agusta F4, motos que no solo marcaron una época, sino que definieron una forma de entender la belleza sobre dos ruedas. Hoy, su legado se ha convertido en metal, fibra y emociones gracias a su hijo Andrea Tamburini, quien ha hecho realidad el último gran sueño de su padre: la T12 Massimo. Vale 300.000 euros y solo hay 12 unidades en el mundo.
Un tributo sobre ruedas al ADN Tamburini
Creada bajo el sello de Massimo Tamburini Srl, la empresa fundada por Andrea, la T12 Massimo no es una moto más. Es, sencillamente, una obra de arte funcional, un tributo al diseño puro y al rendimiento sin concesiones. Cada línea, cada tornillo, cada curva tiene un motivo y un alma: la de Tamburini.
Su chasis multitubular de acero, reforzado con pletinas de magnesio, es una joya de la ingeniería. Pero no se queda ahí: una de sus mayores innovaciones —heredada del genio italiano— es la capacidad de modificar la rigidez del chasis sin cambiar una sola pieza, gracias a un sistema patentado por el propio Tamburini. Esto no es solo sofisticación: es arte al servicio del pilotaje.
Corazón de superbike, alma de campeón
En sus entrañas late un motor de carreras: el propulsor de una BMW S 1000 RR, convenientemente preparado para Superbike y exprimido hasta los 230 CV. Cifras que ya intimidan, pero que en esta moto adquieren otra dimensión gracias a su peso contenido de apenas 154,5 kg. Una cifra que se ha conseguido gracias al uso intensivo de fibra de carbono (en el depósito y carenado) y magnesio (en llantas, pipa de dirección y basculante monobrazo). La relación peso-potencia es de auténtico vértigo.
Una parte ciclo a la altura de MotoGP
Nada se ha dejado al azar. La T12 Massimo se apoya en suspensiones Öhlins de competición: horquilla delantera, amortiguador trasero y dirección, todo ajustado a medida bajo las exigencias que el propio Massimo dejó definidas. El equipo de frenos lo firma Brembo, con especificaciones derivadas directamente del mundo de las carreras.
Y como guinda, un sistema de escape 4 en 1 desarrollado por Arrow específicamente para esta motocicleta, que no solo garantiza rendimiento, sino también un sonido inconfundible, metálico, puro… como un latido en alta frecuencia.
Una pieza única para quien entienda la pasión
La T12 Massimo no es una moto para todos. Ni siquiera es una moto para la mayoría. Es un homenaje rodante a una filosofía de vida, al diseño que busca el alma en los detalles y a la velocidad que respira estética. No está pensada para grandes tiradas ni para estadísticas de ventas: está pensada para coleccionistas, apasionados y románticos del motociclismo que entienden que, en ocasiones, el arte no cuelga de una pared… sino que ruge.
Con la T12 Massimo, Andrea Tamburini ha hecho algo más que construir una moto: ha devuelto la voz a su padre. Y con ella, Massimo Tamburini sigue susurrando al oído de todos los que alguna vez se enamoraron de una moto perfecta.