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El taller de BMW le dice que ha probado su moto y se da cuenta de que tiene los mismos kilómetros que cuando la dejó

BMW R 1200 GS Adventure
BMW R 1200 GS Adventure

No todos los héroes llevan capa. Algunos solo quieren que su moto vuelva a frenar bien. Es el caso de un cliente de BMW Motorrad que decidió confiar en un taller oficial en Guadalajara para solucionar un molesto fallo en el sistema ABS. Lo que no esperaba es que su experiencia acabara pareciéndose más a un sketch de humor que a una reparación profesional.

Todo comenzó cuando, tras detectar un fallo de ABS, llevó su moto al taller. “Sin prisa pero sin pausa”, debieron pensar, porque la máquina pasó allí dos semanas enteras. Cuando, por fin, le avisan de que puede recogerla, el cliente —confiado— se sube a la moto, pone rumbo a casa... y en menos de 20 kilómetros, el mismo fallo reaparece.

Segundo asalto: vuelta al taller y… ¿la moto ni se movió?

Decidido a darle una nueva oportunidad a la profesionalidad del taller, el cliente regresa con la moto. Segunda estancia: otras dos semanas. Pero esta vez, la historia sube de nivel.

Tras llamarle para decirle que no han detectado el fallo porque, según ellos, el mecánico ha estado probando la moto, el cliente vuelve a recogerla. Pero al subir al cuadro de instrumentos ve un pequeño detalle que desmonta todo el relato: la moto tiene exactamente los mismos kilómetros que cuando la dejó.

Ni uno más. Cero. Nada.
Si eso fue “probarla”, o bien la han probado en sueños o en parado.
Y desde luego, el fallo, como era previsible, seguía ahí.

Cuando premium no significa profesional

Lo que más duele en esta historia no es el fallo mecánico en sí, sino la sensación de indiferencia con la que se ha gestionado todo. Porque hablamos de una marca como BMW, donde el logotipo promete excelencia, y los precios del taller oficial te lo recuerdan en cada factura.

“Por los precios que cobran deberían tener profesionales cualificados y a la altura de la marca”, remata el cliente en su reseña.

Y tiene razón. Porque si vas a pagar tarifa premium, lo mínimo que esperas es que te miren la moto. O al menos, que le arranquen el motor. O que alguien —ya que estamos— la saque a dar una vuelta de verdad.

Un fallo de ABS que se arregla... con paciencia y sentido del humor

La historia ha dejado claro que no todos los talleres oficiales cumplen con el nivel que prometen. Y que cuando uno deja su moto en manos de un servicio técnico, no espera que le devuelvan exactamente lo mismo… ni en kilómetros, ni en errores.

La buena noticia es que este tipo de experiencias sirven para que otros usuarios estén alerta. La mala, que la moto sigue sin ABS y el cliente sin respuestas.

Eso sí, si algún día buscas un lugar donde tu moto pueda pasar un par de semanas sin que nadie la moleste, en Guadalajara ya sabes dónde dejarla.