Se derrite el plástico de su faro y el taller oficial de Triumph le culpa de dejárselo encendido "mucho rato"
Un propietario de una Triumph Tiger 800 en Vigo ha expresado su frustración y decepción tras intentar resolver un problema con su moto en el taller oficial de la ciudad. Según su relato, el plástico del faro delantero se derritió, y la respuesta del concesionario generó aún más desconfianza hacia la marca.
Problemas con el producto y respuesta del taller
El cliente afirma que el concesionario le indicó que el fallo se debía a que había dejado las luces encendidas, algo que él niega rotundamente. “No puedes dejar las luces encendidas; cuántas veces dejamos las luces encendidas en nuestros coches y no pasa nada. Esto es un problema de baja calidad del producto”, denuncia.
Además, el taller le recomendó contactar con Triumph España en Madrid, pero el teléfono proporcionado estaba desconectado, dejando al cliente sin posibilidad de resolver el problema a través de la vía oficial.
Impacto en la confianza del cliente
La experiencia ha llevado al propietario a tomar decisiones drásticas: anuncia que venderá su Triumph Tiger 800 con apenas 13.000 km y que no volverá a comprar otra moto de la marca. La situación refleja un déficit en la atención postventa y en la gestión de reclamaciones que puede afectar seriamente la percepción de Triumph en Galicia y en España.
Reclamación ante consumidores
Ante la falta de respuesta del taller y de Triumph España, el cliente indica que su última opción es acudir al defensor del consumidor, buscando que se reconozca el problema de calidad del producto y se ofrezca una solución justa.
Este caso evidencia que, incluso con marcas de prestigio, la calidad del producto y la atención al cliente son fundamentales para mantener la confianza de los propietarios, y que los fallos en cualquiera de estos aspectos pueden tener consecuencias importantes para la reputación de la marca.