Compra en Motocard y aún está esperando: "Se han quedado con mi dinero durante casi dos meses"

Lo que empezó como una simple compra online acabó convirtiéndose en una pesadilla de dos meses para un cliente de Motocard, una de las tiendas de equipamiento motero más conocidas en España. El usuario, veterano en un conocido foro del mundo de las dos ruedas, ha decidido hacer pública su experiencia tras repetidos intentos fallidos de resolver el problema con la tienda.
“No vuelvo a comprarles. Esta vez me han llevado por el camino de la amargura”, resume en un mensaje lleno de frustración. Y no es para menos. A mediados de octubre realizó una compra modesta: dos pinlocks (láminas antivaho para visores de casco) a través de la web de Motocard, seleccionando recogida en tienda. El cargo se realizó al instante y la fecha estimada de entrega aparecía como “principios de noviembre”.
Pero esa fecha nunca llegó. Ni el producto, ni una actualización, ni una respuesta.
Una espera interminable… y un silencio administrativo
Pasadas varias semanas sin noticias, el cliente revisó el estado de su pedido en la web: seguía “En trámite”, con la fecha estimada de entrega ya caducada. Ante la falta de comunicación por email, su pareja decidió acercarse personalmente a la tienda. Allí le dijeron que uno de los pinlocks estaba disponible, pero que el otro llegaría “la semana que viene”.
El cliente, paciente, volvió a esperar. Pero cuando se presentó personalmente en diciembre, le dijeron algo distinto: ninguno de los dos productos había llegado aún. Cuando mencionó lo que le habían dicho previamente a su pareja, el personal respondió que “lo habrá entendido mal”, dejando la situación aún más confusa.
La única compensación recibida hasta el momento fue un bono de 10 euros para una futura compra. Una solución que el cliente considera claramente insuficiente:
“Se han quedado con mi dinero durante casi dos meses y no he recibido ni una sola respuesta por parte del servicio web”.
Un historial de pedidos sin cerrar… desde 2021
Como si todo esto no fuese suficiente, al revisar su cuenta en la web, el usuario descubrió otros cuatro pedidos antiguos (de 2021) que aún figuran como “en trámite”, aunque ya fueron entregados hace años. “¿Esto es Regreso al Futuro o qué?”, ironiza.
Cansado del trato y de la ausencia total de atención online, el cliente buscó los productos en otro comercio —donde los encontró incluso más baratos— e intentó cancelar el pedido en Motocard. ¿El resultado?
“Me dice que no se puede cancelar, que está en una fase demasiado avanzada… ¡pero lleva dos meses parado!”
Denuncia inminente y reflexión final
A pocos días de comenzar sus vacaciones, el usuario advierte que, de no recibir una solución inmediata, iniciará reclamaciones formales ante Consumo:
“Tendré mucho tiempo libre para enviar correos y hojas de reclamación. Ya me conozco cómo va la peli”.
En su mensaje de despedida, lanza una reflexión que muchos comparten:
“Aunque presenten precios más competitivos, prefiero darle otra oportunidad a comercios nuevos. Y si es tienda pequeña de barrio, mejor”.
¿Qué debería hacer Motocard?
Casos como este reflejan un problema recurrente en algunos grandes comercios online: la falta de seguimiento, la ausencia de canales de comunicación eficaces y una gestión poco ágil de incidencias.
Motocard, con una imagen consolidada entre los aficionados a las motos, debería tomar nota y reforzar sus protocolos de atención al cliente, especialmente en el entorno digital. Porque, en un sector donde la fidelidad del motero se gana kilómetro a kilómetro, basta una mala experiencia para perder la confianza de años.