Un coche le parte el chasis a su Kawasaki Z750 y el seguro le da solo 2.000 euros

Era sábado por la mañana. Uno de esos días en los que un motero siente que tiene el mundo por delante. A las ocho, con el cielo aún limpio y la ciudad en silencio, un joven se levantó con una sola idea en la cabeza: salir a rodar con su Kawasaki Z750. La moto estaba lista, él también. Como muchos otros fines de semana, la rutina era sencilla: equiparse, arrancar, dejar atrás el ruido y perderse por el asfalto.
Lo que no sabía es que ese sábado no iba a ser como los demás.
Cuando bajó a la calle y montó en la moto, todo iba bien. El sonido del motor, la postura cómoda, las ganas intactas. Pero apenas unos metros después de salir, un coche irrumpió de repente en la escena. Fue cuestión de segundos. Un movimiento mal calculado, un giro imprevisto, y el impacto fue inevitable.
El coche le golpeó de lado, con fuerza, y el joven salió despedido. La moto recibió todo el daño: un golpe seco que partió el subchasis por completo. La escena quedó congelada en un instante: trozos de la Z750 esparcidos, testigos perplejos y el conductor del coche, también en shock.
La suerte, esta vez, estuvo del lado del piloto. Salió ileso, sin un rasguño grave, aunque el susto fue de los que dejan huella. No todos los días se sobrevive a un atropello así, y mucho menos sin consecuencias físicas. Pero la moto no tuvo esa fortuna. Quedó completamente destrozada, con daños estructurales que la dejaron inservible para volver a circular.
@desguacemotocoche Al desguace esta kawasaki Z750 del 2005 por culpa de un coche que le pasó por encima “literalmente”. Gracias a dios el piloto salió ileso, aunque la moto acabó en nuestras instalaciones #kawasaki #kawasakiz750 #desguace #autopart #accidentemoto #moto #tallerdemotos #motocicletas ♬ Love Of My Life - Metrow Ar
El joven tenía seguro a terceros, lo justo para cubrir lo básico. Eso significó una indemnización simbólica: alrededor de 2.000 euros, una cifra que poco podía hacer frente al valor real de la moto y al vínculo que había construido con ella. Porque sí, para muchos, una moto no es solo un medio de transporte: es parte de uno mismo.
Aun así, y contra todo pronóstico, hubo un detalle que le arrancó una sonrisa amarga: la moto todavía arranca. A pesar del estado en que quedó, el motor seguía vivo. Como si la Kawasaki se resistiera a morir del todo, como si gritara que aún quedaba algo de espíritu dentro de sus hierros doblados.
Desde Desguaces Motocoche compartieron esta historia no solo como anécdota, sino como recordatorio. En la carretera, todo puede cambiar en segundos. A veces se sobrevive, a veces no. Lo importante, más allá de la moto, del seguro o del dinero, es poder contarlo.
Y este joven, por suerte, puede hacerlo.