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Un jefazo de BMW aclara si habrá una GS eléctrica

BMW R 1300 GS
BMW R 1300 GS

BMW no suele hablar alto, pero cuando lo hace, deja mensajes difíciles de malinterpretar. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido con Markus Flasch, máximo responsable de BMW Motorrad, que ha sentenciado sin rodeos uno de los debates más recurrentes del sector: las motos eléctricas grandes no entran en los planes de la marca. Ni ahora ni en un horizonte cercano.

En una entrevista concedida a Moto.it, Flasch dejó clara la estrategia de BMW Motorrad, una hoja de ruta basada en una idea muy concreta: ser premium sin concesiones. “No seguimos una estrategia de bajo coste. Si quieres una BMW, compras una BMW”, afirmó con contundencia. No hubo matices ni frases edulcoradas. BMW no piensa rebajar su nivel para aumentar volumen, ni siquiera en mercados donde otros fabricantes están creciendo con modelos más asequibles.

Preguntado por posibles acuerdos con fabricantes asiáticos o por una expansión hacia motos más económicas, la respuesta fue igual de clara. Según Flasch, no tendría sentido ofrecer productos de bajo coste, porque iría en contra de lo que representa la marca. BMW, insistió, se centra en sus fortalezas: motos premium, tecnología avanzada e innovación como señas de identidad.

El debate del segmento medio, tan de moda entre los fabricantes, también salió a relucir. Flasch reconoció que existe un espacio interesante entre 450 y 900 cc, pero evitó comprometerse. Cuando se insistió en la posibilidad de una BMW deportiva de 900 cc, cerró la puerta de inmediato: una 900 RR estaría demasiado cerca de una 1000, y eso rompería el equilibrio interno de la gama.

La conversación permitió entender mejor cómo BMW construye sus productos. “No miramos lo que hace la competencia”, explicó. El enfoque es otro: preguntarse qué representa BMW y desarrollar desde ahí. Como ejemplo puso la nueva 450 GS, concebida no como una enduro pura, sino como una GS auténtica, pensada para atraer nuevos clientes al universo GS. Su visión es clara y casi filosófica: “Una vez subes a una GS, te quedas en una GS”.

Pero el momento más contundente llegó con la pregunta que muchos se hacen desde hace años: ¿habrá una GS eléctrica? La respuesta fue demoledora. “Pregúntale a cualquier cliente qué querrá dentro de cinco años. No dirá que quiere una GS eléctrica. No tiene sentido”, sentenció Flasch. Los motivos son técnicos y prácticos: peso, autonomía y rendimiento. Para BMW, una GS o una RR eléctrica no encajan con lo que esperan sus clientes.

Eso no significa que BMW dé la espalda a la electrificación. Todo lo contrario. Flasch dejó claro que la moto eléctrica tiene sentido en el entorno urbano, donde la marca ya es fuerte y quiere serlo aún más. Pero fuera de la ciudad, especialmente en motos deportivas o de aventura, no ve espacio para una eléctrica durante muchos años.

El hidrógeno tampoco convenció al directivo. Según explicó, el volumen necesario para almacenarlo en una moto lo hace inviable. “No lo veo viable. Ni ahora ni nunca”, afirmó, dejando como única alternativa realista los combustibles sintéticos derivados del hidrógeno, aplicados a motores térmicos.

La entrevista se cerró con un tema cargado de simbolismo: el Tourist Trophy de la Isla de Man. BMW ganó la Senior TT en 2024, y para Flasch esa victoria es mucho más que un trofeo. “El TT demuestra lo que una moto puede soportar”, aseguró. Para la marca, competir allí es fundamental, pese al riesgo. “El riesgo forma parte del deporte. Cada piloto decide. Nosotros les damos las mejores herramientas para su seguridad”.

La frase final resume perfectamente la posición de BMW Motorrad: no hay contradicción entre su imagen y competir en el TT, ni entre su ADN premium y rechazar modas que no encajan con su filosofía. Tampoco la hay al decirlo alto y claro: una GS eléctrica no tiene sentido. Y BMW, al menos por ahora, no piensa discutirlo.