Esta es la moto que se compraría Jordi Wild

Jordi Wild nunca ha sido motero. Al menos no en el sentido clásico. No lo hemos visto enfundado en cuero, ni subido a dos ruedas rugiendo por la carretera. Pero en uno de sus episodios más distendidos de The Wild Project, soltó una frase que dejó claro qué tipo de moto le haría ilusión tener, si algún día se animara.
No habló de cifras, ni de prestaciones, ni de aceleraciones de 0 a 100. Tampoco de trail, ni de deportivas. Lo suyo sería una chopper clásica, de esas que parecen sacadas de una película americana, con el sol cayendo al fondo, la carretera perdida y la moto marcando el ritmo de una vida libre.

Jordi no llegó a mencionar una marca concreta, pero se refería claramente a motos del estilo de Harley-Davidson o Indian. Las de toda la vida. Las que llevan décadas siendo símbolo de rebeldía, de actitud, de personalidad.
“Si algún día me compro una moto, me encantaría que fuera una de esas chopper clásicas, de las americanas de verdad”, dijo con ese tono entre reflexión y broma que tan bien maneja.
Y no sorprende. Porque si algo define a una chopper no es solo su estética, sino su filosofía: una moto que no va con prisa, pero tampoco se detiene; que no busca llamar la atención, pero no pasa desapercibida; que no sigue modas, porque es una moda en sí misma.
Es fácil imaginarlo, con gafas de sol, barba al viento, cruzando una carretera secundaria en una chopper negra mate, sin rumbo fijo. No como quien necesita velocidad, sino como quien busca momentos. Porque, al final, eso es lo que transmiten las motos como esas: que el viaje importa más que el destino.

Puede que Jordi Wild nunca se compre esa moto. O puede que sí. Pero si algún día lo hace, no será por capricho. Será porque hay vehículos que no se eligen con la cabeza, sino con el carácter. Y una chopper clásica encaja demasiado bien con el suyo.