Un alto cargo de la DGT dice que la han liado con la baliza V16, pero no por lo que pensamos todos
A poco más de un mes de que la baliza V16 conectada se convierta en el único dispositivo legal para señalizar averías en carretera, la medida sigue rodeada de confusión, malestar y dudas entre los conductores. Y, por primera vez, la Dirección General de Tráfico reconoce públicamente su responsabilidad en esa falta de claridad.
Montserrat Estaca, jefa del Área de Telemática de la DGT, concede varias explicaciones… y deja una frase que marca un antes y un después:
“Deberíamos entonar un poco el mea culpa: no hemos informado suficientemente a la ciudadanía de esta nueva medida.”
Una admisión que no suele escucharse desde un organismo público y que llega cuando muchos conductores aún desconocen que, desde el 1 de enero de 2026, deberán llevar una V16 conectada a la plataforma DGT 3.0, quedando descartados los triángulos y también las balizas no conectadas.
“Mucha ciudadanía desconoce la obligación”: la DGT reconoce el fallo
Pese a que la implantación de la V16 se anunció hace años, Montserrat Estaca reconoce que la realidad es muy distinta:
“Tú vas preguntando a la gente, a tus conocidos, y es cierto que hay mucha gente que no lo sabe.”
Según admite, la DGT lleva informando “desde 2021-2022”, pero la campaña no ha calado lo suficiente. Muchos conductores siguen sin entender qué modelos deben comprar, qué significa la conectividad obligatoria o cómo funciona exactamente la plataforma DGT 3.0.
A la pregunta de si habrá anuncios oficiales o cartas informativas, Estaca señala que eso corresponde al gabinete de prensa y que ella no tiene constancia de que esté previsto.
Por qué la V16 sustituye a los triángulos: seguridad y riesgo de atropello
Estaca explica que los triángulos han dejado de ser seguros en varios países y que su retirada responde a un criterio claro:
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Su colocación implica bajar del vehículo, con riesgo de atropello.
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Las personas mayores, embarazadas o con movilidad reducida tienen dificultades para colocarlos.
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En autovías y autopistas ya no eran obligatorios por su peligrosidad.
La V16 conectada elimina ese riesgo físico y añade lo que Estaca define como “visibilidad virtual”: la alerta aparece en navegadores compatibles como Google Maps o Waze, avisando a otros conductores antes de llegar al punto del incidente.
La conectividad, el punto más polémico… y el más aclarado
Una de las mayores dudas gira en torno a la privacidad y a si la DGT puede rastrear a los conductores. Estaca rechaza tajantemente esa posibilidad:
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La señal es anónima.
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No va asociada ni a matrícula ni a DNI.
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Sólo se transmite la ubicación de la baliza cuando está encendida.
También aclara que la V16 no avisa a emergencias, ni a la Guardia Civil, ni al seguro:
solo reemplaza al triángulo, aunque con la ventaja de la conectividad.
El funcionamiento: 100 segundos para conectarse y envío instantáneo a la plataforma
Estaca detalla el proceso:
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El conductor activa la V16.
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En ~100 segundos se conecta vía satélite.
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La señal llega a la “nube del fabricante”.
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De ahí pasa a la DGT 3.0.
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La DGT publica el aviso como vehículo detenido.
Los navegadores leen esa información y la muestran en la ruta del resto de usuarios.
¿Multas? ¿Periodo de gracia? ¿Qué pasa si el conductor no compra la V16 conectada?
La jefa de Telemática de la DGT confirma:
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La multa será de 80 euros (la misma que por no llevar triángulos).
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Será el único dispositivo válido desde el 1 de enero de 2026.
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Las V16 no conectadas “se descartan”.
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Sobre si habrá periodo de gracia, responde:
“Será el director de tráfico quien lo decida.”
“El futuro es la conectividad”: conos conectados y vehículo autónomo
Estaca asegura que la V16 es solo el principio. La DGT ya prepara:
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Conos conectados para obras,
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Más elementos integrados en la plataforma 3.0,
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Y una progresiva digitalización del tráfico orientada al vehículo autónomo.
Pero admite que, más allá de los 12 años de conectividad que deben garantizar las V16, no se sabe todavía qué será lo siguiente.
La conclusión más importante: el mea culpa
La entrevista confirma la intención de la DGT, pero también sus fallos. Por primera vez, admite abiertamente que los ciudadanos no han sido informados como deberían sobre una de las mayores obligaciones de seguridad vial de los últimos años.
La frase de Estaca resume el clima actual:
“Deberíamos entonar un poco el mea culpa.”
Un reconocimiento que llega tarde para muchos… pero que evidencia que la implantación de la V16 conectada ha sido, cuanto menos, deficiente en comunicación.