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Un taller oficial de Vigo le dice que una pieza de su BMW la cubre la garantía y a última hora le quieren clavar 350 euros: “Nos vemos en el juzgado”

Celtamotor Vigo
Celtamotor Vigo

Un cliente con más de dos décadas de fidelidad a BMW Motorrad, conocido en foros como pacoGS, ha publicado una dura crítica contra el concesionario oficial Celtamotor Vigo tras una experiencia que califica como la peor vivida en toda su trayectoria con la marca. Con más de 34.000 mensajes en un foro especializado y 18 motos BMW a sus espaldas, relata cómo una simple reparación de alarma ha derivado en una cadena de errores, falta de empatía y una factura inesperada que ha colmado su paciencia.

Un historial impecable… hasta ahora

El usuario asegura que ha confiado en la red oficial durante años, acudiendo a concesionarios en Vigo, Coruña, Santiago, León, Oporto e incluso Italia, y aunque ha tenido problemas puntuales, siempre se habían resuelto con profesionalidad y buen trato. Sin embargo, su reciente experiencia en Celtamotor Vigo ha sido muy distinta.

El origen del conflicto: una alarma defectuosa

Todo comenzó el 12 de mayo de 2025, cuando pacoGS acudió bajo un fuerte aguacero al concesionario de Vigo para solucionar un problema con la alarma DWA9 de su BMW. En Santiago le habían dicho que la batería interna fallaba y no tenía garantía, además de que el módulo era estanco y no reparable. Sin embargo, el asesor de Celtamotor, Carlos, revisó el caso y confirmó que tanto la moto como el módulo estaban dentro del período de garantía, por lo que se comprometió a sustituir la alarma sin coste.

El cliente incluso dispone de una copia del albarán de pedido de la pieza emitido ese mismo día.

El inicio de la frustración

Pocos días después, otro asesor, Brais, le confirma que el módulo ha llegado, pero le dice que debe dejar la moto al menos un día entero, lo que supone un trastorno para alguien que se desplaza desde Santiago. Finalmente acuerdan la entrega para el 28 de mayo, y el cliente propone aprovechar la visita para realizar la revisión de los 20.000 kilómetros y comprobar los retenes de horquilla, que parecían perder aceite.

Aunque se encuentra con ciertas trabas para dejar la moto el día anterior, finalmente consigue que le permitan entregarla el 27 de mayo por la tarde, aunque no sin tensión. A las 15:55, la moto está en la puerta del concesionario. A pesar de la insistencia en la puntualidad, Brais llega con retraso y lo atiende nuevamente Carlos, quien anota las tareas: alarma, revisión y retenes.

Carlos confirma al momento que los retenes pierden aceite y los solicita. Paco firma electrónicamente la orden de trabajo, que asciende a 323 euros. Todo parecía ir bien.

Giro inesperado: “La alarma no la cubre la garantía”

El 3 de junio, Brais llama al cliente con malas noticias:

“La alarma no está cubierta por la garantía porque no fue adquirida en España. BMW Ibérica no se hace cargo.”

El cliente, indignado, recuerda que insistió expresamente a Carlos para asegurarse antes de hacer ningún desplazamiento:

“Me supone casi 750 km, 40 euros en peajes y mucho tiempo. Me asegurasteis que estaba cubierta.”

Le informan además de que la alarma ya ha sido montada, y que debe abonar 350 euros adicionales. Paco se niega:

“Si no la cubre la garantía, no autorizo el pago. Me teníais que haber avisado antes.”

No se aplica ningún descuento por el error, ni en la pieza ni en la mano de obra. Cuando propone revertir la operación, Brais le dice que entonces también le cobrarán por desmontar todo. Finalmente, acceden a revertir el cambio sin coste adicional.

La factura final: 557 euros, sin previo aviso

El 5 de junio, el cliente acude a recoger la moto. Carlos lo recibe fríamente y le responsabiliza del error, argumentando que no avisó de que la alarma no fue adquirida en España.

“Tu trabajo es verificar si hay o no garantía, no el mío. Yo no tengo que enseñarte cómo hacer tu trabajo.”

En caja, Paco se encuentra con una factura de 557 euros, cuando el presupuesto firmado era de 323 euros. Descubre que ya sabían con antelación que la alarma no estaba cubierta y no le informaron, presumiblemente para que no cancelara la revisión.

“Me están cobrando más de 200 euros extra. No pienso pagarlos. O me cobran lo presupuestado o nos vemos en el juzgado.”

Finalmente, le cobran únicamente los 323 euros acordados, le entregan la hoja de reclamaciones, y no vuelve a ver a ninguno de los empleados. Afirma haber sido tratado como un "apestado" por ejercer su derecho a reclamar.

Detalles finales que agravan la situación

Para rematar la experiencia, tuvo que cargar la moto en el remolque sin ayuda, mientras varios operarios del taller pasaban junto a él y su esposa sin ofrecer ni el más mínimo gesto de cortesía. Además, la moto no fue correctamente limpiada y perdieron una tapa de un conector de maleta, aunque ya ni reclamó.

“Hoy he comentado en varios hilos sobre motos chinas… y lo estoy empezando a ver claro. Si los concesionarios oficiales se comportan así, SIN NINGÚN GÉNERO DE DUDAS, las motos chinas nos van a comer.”