YAMAHA

El taller oficial le dice que el ruidito de su Yamaha no es nada y le acaban pasando un presupuesto de 4.000 euros

Yamaha TMAX 530
Yamaha TMAX 530

Jose, vecino de Valencia, ha perdido por completo la confianza en Yamaha tras una experiencia que describe como “decepcionante y frustrante” con su scooter T-Max 530 del año 2016. El caso, que comenzó como un mantenimiento rutinario en un servicio oficial, terminó con una avería de miles de euros, una venta forzada y una marca que, según su relato, le dio la espalda.

“Os quiero contar, lo más brevemente posible, el caso de mi ex T-Max 530 2016”, comienza Jose, que llevó su moto a un servicio oficial Yamaha en La Pobla de Vallbona. Allí se le realizó “el mantenimiento pertinente” junto a otros trabajos adicionales a petición del cliente, como el cambio de líquido de frenos y refrigerante.

Un ruido sospechoso… ignorado

Días después, Jose detectó un ruido anómalo en la moto y decidió regresar al mismo taller. “Me dicen que han desmontado la tapa del variador, que venía de ahí el ruido y que no me preocupe”.

El embrague de la Yamaha
El embrague de la Yamaha

Sin embargo, la molestia no solo persistía, sino que iba a más. Regresó al taller, donde le hicieron un cambio de aceite y filtros, pero el diagnóstico del mecánico fue tan breve como sorprendente:

“El ruido es irrelevante”, le dijeron.

Preocupado por la evolución del sonido y la aparente falta de atención, Jose tomó una decisión crucial: llevó la T-Max a otro taller oficial Yamaha, también en Valencia.

“Me dicen: ‘Sin abrirla, suena a cigüeñal. Si no me la vas a dejar, llama a la grúa, no ruedes más con ella para evitar agravar la avería’”.

Decidió dejar la moto en ese segundo taller, donde se confirmó lo que tanto temía: avería en el cigüeñal y casquillos de biela por falta de lubricación. La reparación, según le comunicaron, ascendería a unos 4.000 euros.

Un error evitable… y sistemático

Jose insiste en que la moto jamás se quedó sin aceite, ni necesitó rellenar entre cambios. El problema, como explica, fue otro:

“El embrague se deshizo y los trocitos de ferodo taponaron el tamiz de la bomba de aceite”.

Y aquí es donde el cliente apunta al fallo del primer taller oficial:

“En el manual de taller se indica que hay que comprobar la presión de aceite en cada cambio, cosa que en el taller original jamás hicieron”.

Yamaha España se desentiende

Ante la gravedad del problema y la aparente negligencia, Jose decidió contactar directamente con Yamaha España, pero se encontró con una respuesta que no esperaba:

“Les parece una actuación ‘normal’ y se desentienden del tema”.

Intentó recurrir a la vía judicial, contratando un perito para preparar una demanda. Pero una circunstancia fortuita le jugó en contra: las inundaciones de octubre de 2022 paralizaron el proceso.

“Tuvieron la inmensa suerte de que estábamos a final de octubre y ocurrió la tragedia de las inundaciones, con lo que se le fueron las ganas de más líos”, lamenta.

Finalmente, Jose decidió vender la moto a un particular que estaba dispuesto a repararla por su cuenta. Una salida forzada tras meses de decepción.

Una marca que ya no existe para él

Tras esta experiencia, el vínculo de Jose con la marca Yamaha ha quedado roto de forma definitiva:

“Desde entonces, una marca que fue referencia para mí, con varios modelos míticos, ha dejado de existir. No las toco ni con un palo y no leo absolutamente nada respecto a ellas”.

Con imágenes y vídeos que documentan todo el proceso, Jose ha querido hacer pública su historia para advertir a otros propietarios y exigir un mayor nivel de responsabilidad por parte de las marcas y sus servicios oficiales.

“Un cordial saludo”, termina su mensaje, no sin antes dejar entrever el desencanto de quien ha perdido la confianza en un fabricante que consideraba de referencia.