HARLEY DAVIDSON

Paga 287,36 euros por una revisión en el taller oficial de Harley Davidson y la moto sale hecha un cuadro

Harley Davidson Roadster 1200
Harley Davidson Roadster 1200

Un cliente ha denunciado públicamente su negativa experiencia con un concesionario oficial ubicado en Madrid, tras llevar su moto —una Harley-Davidson Roadster 1200— a una revisión rutinaria que terminó con más problemas que soluciones. Según el afectado, el taller no solo pasó por alto elementos básicos de mantenimiento, sino que incluso empeoró el estado general del vehículo.

Una revisión de casi 300 euros que dejó la moto peor

El propietario adquirió la moto de segunda mano y decidió llevarla al taller oficial de Harley-Davidson para la revisión correspondiente a los 16.000 kilómetros. Pagó 287,36 euros esperando un servicio profesional y riguroso. Sin embargo, a los pocos días de recogerla, comenzaron los problemas: fugas de aceite por el filtro de aire, ralentí inestable, calado del motor y aceleraciones espontáneas.

Al revisar la moto por su cuenta, el cliente descubrió:

  • Juntas del filtro de aire podridas.

  • Filtro sin limpiar ni sustituir, pese a que tocaba cambiarlo.

  • Cable del embrague desajustado.

  • Admisión llena de aceite y suciedad.

  • Tornillería oxidada, rota y no original.

  • Cadena de transmisión primaria con demasiada holgura.

  • Eje trasero mal colocado, a presión.

Además, sospecha que el aceite, el filtro y las bujías no fueron cambiados, aunque no lo pudo confirmar porque no los marcó previamente.

Problemas electrónicos y falta de respuestas

Tras notar comportamientos anómalos en la electrónica, como el motor que se aceleraba solo o el calado al ralentí, el cliente volvió al taller. Allí, le informaron de que la centralita tenía un mapeado no original, pero se negaron a reinstalar el de fábrica. La única solución ofrecida fue una hora de mano de obra adicional, por la que tuvo que pagar 83,49 euros.

Todo ello, sin recibir una explicación clara ni una revisión a fondo como había solicitado expresamente desde el principio.

Un servicio lejos del estándar de calidad esperado

Además de la atención deficiente en el taller, el cliente denuncia que los plazos para conseguir piezas eran desproporcionados: cuatro meses para unos neumáticos y más de un mes para un cable de embrague, con precios desorbitados en ambos casos. Según su testimonio, el trato por parte del personal fue descuidado y poco profesional, incluso con comentarios sarcásticos como advertirle de que la batería estaba baja y decirle que diera una vuelta larga para cargarla.

Mantenimiento hecho por su cuenta y lecciones aprendidas

Finalmente, el cliente optó por arreglar los fallos por sí mismo, recurriendo al manual oficial de Harley-Davidson, tutoriales en internet y piezas más asequibles. Sustituyó juntas, sensor de pata de cabra, LEDs del cuadro, filtro de aire, neumáticos y otros elementos por una fracción del precio que le pedían en el taller oficial.

Gracias a su propio esfuerzo y aprendizaje, logró mantener la moto en condiciones óptimas hasta que la vendió. Actualmente mantiene varias motocicletas clásicas y se ofrece incluso a asesorar a otros propietarios de Harley para evitarles una experiencia similar.

Un aviso a otros moteros

Este caso refleja una grave falta de confianza en un servicio oficial que debería garantizar el mantenimiento óptimo de una marca premium como Harley-Davidson. Lo que debería haber sido una simple revisión preventiva, se convirtió en una sucesión de errores, sobrecostes y frustración para el propietario.

Para muchos aficionados a las motos, estos relatos son un recordatorio de que el logotipo oficial no siempre garantiza profesionalidad, y que en ocasiones, aprender por cuenta propia puede ser la mejor manera de cuidar de su vehículo.