La DGT se inventa una nueva forma de multarte: radares pequeñitos en las obras

Si estos días circulas por una carretera en obras, redobla la atención y levanta el pie del acelerador. No solo por tu propia seguridad y la de los trabajadores que intervienen en la vía, sino porque la Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto en marcha una nueva campaña de control intensivo de velocidad en zonas de obras que durará hasta el próximo 29 de junio.
El objetivo es claro: reforzar la seguridad vial en tramos donde el riesgo aumenta, y donde se están ejecutando trabajos de mantenimiento, conservación o mejora del trazado. La DGT recuerda que muchos de estos puntos presentan una mayor vulnerabilidad, no solo por la presencia de operarios, sino por las alteraciones del trazado habitual y la reducción de carriles.
Más radares, nuevas ubicaciones y límites más bajos
La principal novedad de esta campaña es la activación de radares móviles que controlan la velocidad a tan solo 60 km/h, incluso en vías donde el límite habitual es superior. Estos dispositivos se instalan específicamente en tramos afectados por obras, donde se ha detectado un alto índice de excesos de velocidad, una situación que, según el propio director de la DGT, Pere Navarro, requiere medidas firmes.
“Estamos colocando radares móviles en zonas de obras, señalizando claramente que el tramo está vigilado y fijando la velocidad máxima en 60 km/h”, explicó Navarro durante una intervención en el Congreso. La razón es evidente: hasta 8 de cada 10 vehículos superan el límite en estos puntos, lo que pone en riesgo tanto a trabajadores como a conductores.
Más vigilancia también en el País Vasco
Esta estrategia ya se está aplicando en todo el país. En el País Vasco, por ejemplo, se han instalado recientemente tres nuevos radares en el túnel de Belabieta (A-15, Gipuzkoa), actualmente en proceso de renovación. Los cinemómetros están colocados en ambos accesos y en el carril hacia San Sebastián, para controlar la velocidad de los vehículos en una infraestructura crítica que sufrirá alteraciones durante casi un año.
La experiencia no es nueva. El año pasado, una campaña similar de la DGT en zonas de obras derivó en más de 10.000 denuncias por exceso de velocidad en apenas siete días, confirmando la necesidad de actuar con firmeza en estos entornos. Los radares se colocan especialmente en tramos que afectan a la calzada o modifican los carriles, como túneles, desvíos provisionales o zonas con señalización temporal.
Un modelo que gana fuerza también fuera de España
La preocupación por la seguridad en zonas de obras no es exclusiva de España. En Estados Unidos, el estado de Nueva York lleva tiempo probando un sistema automatizado de control de velocidad en obras, con resultados muy positivos. En los primeros dos años del programa piloto, no se registraron heridos ni fallecidos en las zonas monitorizadas. Además, se aplicaron sanciones graduales (50, 75 y hasta 100 dólares para reincidentes) y la recaudación ya supera los 11 millones de dólares, destinados íntegramente a programas de seguridad vial.
Este modelo está siendo valorado como una solución permanente, dado que ha logrado cambiar el comportamiento de los conductores de forma efectiva.
Conclusión: precaución y respeto, más necesarios que nunca
La campaña actual de la DGT vuelve a poner el foco en una realidad preocupante: la siniestralidad en tramos con obras sigue siendo elevada, a menudo provocada por excesos de velocidad o despistes que pueden tener consecuencias fatales.
Con la llegada del verano y el aumento del tráfico, se intensifican los trabajos en carretera. Por ello, la recomendación es clara: respeta la señalización, reduce la velocidad y extrema las precauciones. Porque en cada tramo de obras no solo se juega el progreso de las infraestructuras, también se juega la vida de quienes trabajan en ellas y la de todos los que circulamos por las vías.