TRIUMPH

Se compra una Triumph Rocket III del 2006 y hace una lista de los "fallos" que le ve

Triumph Rocket III

Tener una Triumph Rocket III es, para muchos moteros, cumplir un sueño. Un motor colosal, una estética imponente y una aceleración que haría palidecer a muchas superbikes. Pero como todo en la vida, no es oro todo lo que reluce, y si no que se lo digan al protagonista de esta historia: un usuario entusiasta que, tras hacerse con su Rocket del año 2006, ha vivido una experiencia tan apasionante como frustrante.

“Soy un feliz poseedor de una Rocket III… pero mi sueño tiene problemas técnicos que me están mosqueando y bastante.”

Un susto a 120 km/h y un manillar suelto

El idilio comenzó con sobresaltos. A 120 km/h, y recién estrenada, el manillar se aflojó en plena marcha. Una situación peligrosa que le hizo pasar de la emoción a la preocupación en segundos. No es el tipo de “bienvenida” que uno espera al cumplir un sueño motero.

Frenos ineficaces y peligrosos

El sistema de frenado, en teoría uno de los puntos fuertes del modelo, ha resultado ser otro foco de decepción. El propietario describe una frenada “floja”, que requiere demasiada fuerza en la maneta y que se fatiga rápidamente.

“Ahora freno combinando con el trasero, pero la rueda bloquea fácil. Las derrapadas son continuas y el riesgo de caída está ahí.”

Comportamiento extraño de la horquilla delantera

Otro punto preocupante: la horquilla delantera parece no estar bien sincronizada entre ambos lados, generando movimientos raros en curvas lentas como rotondas o giros cerrados.

“Al principio no lo hacía, empezó a partir de los 500 km.”

Piezas que se caen y tornillos que vuelan

En este momento, la historia se torna surrealista. Según cuenta, la moto ha ido perdiendo piezas en plena marcha, incluyendo un componente cromado desconocido y el tornillo frontal del depósito de gasolina.

“No sé si me falta algo más. Sólo escuché el ruido y vi cómo algo salía rodando por el suelo…”

Fugas de aceite y un calambrazo

Tras la primera revisión oficial, la moto empezó a perder aceite dejando manchas visibles en el suelo. Pero lo más llamativo fue cuando, limpiando la parte baja del motor con agua y jabón, recibió una descarga eléctrica, pese a que la moto estaba apagada y sin llave en el contacto.

“Me llevé un calambrazo de cojo…, lo bastante fuerte como para acordarme de la madre del que la hizo.”

Vibraciones extremas a alta velocidad

A partir de 140-150 km/h, las vibraciones se vuelven insoportables. El usuario afirma que no puede ni mirar por el retrovisor de lo que saltan.

“Hace 15 años con una CBR 1000 iba a 230 km/h sin problema. Con esta, a 150 km/h ya no puedo ni ver.”

Suspensión y asiento, otros puntos débiles

El amortiguador trasero de serie es, según afirma, “muy malo” y todo el mundo lo cambia por los Progressive 440. Lo mismo ocurre con el asiento, siendo Corbin con doble respaldo la opción preferida por quienes buscan comodidad real.

Y sin luces… ni botón de ráfagas

Otro fallo común en Triumph, según comenta, es la poca potencia del sistema de iluminación.

“Ya he visto que todos se quejan. Las bombillas de 90/100W parecen la solución más barata.”

Además, la moto no tiene botón de ráfagas, algo básico en cualquier moto moderna.


Aceleración brutal, pero sin confianza

Y pese a todo, la Rocket III vuela.

“Desde parado hasta los 140 km/h no hay moto que me aguante. Las 1000 RR lo intentan… pero me paso.”

Eso sí, al llegar a esa velocidad, el usuario corta gas por falta de confianza en la frenada y la seguridad general de la moto.

Ha mejorado el escape (con TOR y eliminación de catalizador), pero ahora sufre detonaciones al cortar gas, lo que planea resolver con una nueva centralita tipo Power Commander o una reprogramación con TuneBoy. También está pendiente de un filtro de aire de K&N para mejorar la respiración del motor.

El objetivo es claro: alcanzar unos 150 CV reales a rueda, frente a los 117-123 CV que da de serie.


¿La Rocket III es una bestia indomable o una máquina con carácter (y fallos)?

Este caso es un ejemplo perfecto de lo que ocurre cuando se une pasión con mecánica imperfecta. La Triumph Rocket III tiene una potencia salvaje y un diseño inconfundible, pero su fiabilidad y acabados pueden lastrar la experiencia si no se cuida cada detalle.

“No quiero pensar lo que será esta moto cuando arregle todos los fallos y pueda ir a por todas con este dragster matriculado.”