El radar que más multa de la A-3 recauda hasta 3 millones de euros al año
La Autovía del Este (A-3), a su paso por Castillo de Garcimuñoz (Cuenca), se ha convertido en el epicentro de la actividad sancionadora en Castilla-La Mancha. Así lo revela el último informe de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), que identifica el radar situado en el kilómetro 156 como el dispositivo con más denuncias en toda la región durante 2024.
El radar situado en el kilómetro 156 de la A-3, en el término municipal de Castillo de Garcimuñoz (Cuenca), no solo ha sido el más activo de Castilla-La Mancha en 2024 por número de denuncias —con 26.117 sanciones acumuladas—, sino también uno de los más lucrativos.
Según estimaciones basadas en el importe medio de las multas por exceso de velocidad, este cinemómetro habría podido generar una recaudación de entre 1,3 y 3,1 millones de euros en un solo año. La cifra podría ser aún mayor —hasta rozar los ocho millones— si se tiene en cuenta que algunas infracciones podrían haber sido graves o no haberse beneficiado del descuento por pronto pago. Este dato refuerza las críticas de asociaciones como AEA, que acusan a la DGT de convertir los radares en herramientas de recaudación más que en instrumentos preventivos.
Un radar en ascenso: 26.117 denuncias en un año
El cinemómetro conquense ha pasado de registrar 19.378 sanciones en 2023 a un total de 26.117 en 2024, lo que representa un aumento del 34,7 %. Este repunte lo coloca entre los dispositivos más activos del país, aunque muy lejos aún del indiscutible líder nacional: el radar del kilómetro 20 de la M-40 en Madrid, que generó 74.873 denuncias, pese a reducir su actividad un 36 % respecto al año anterior.
Castilla-La Mancha, en el top 5 de comunidades con más sanciones
Con un total de 310.795 denuncias por exceso de velocidad, Castilla-La Mancha se sitúa como la quinta comunidad autónoma con más sanciones en 2024. Por delante se encuentran Andalucía (959.592), Castilla y León (413.343), la Comunidad Valenciana (366.360) y Galicia (312.336).
En términos globales, los radares de la Dirección General de Tráfico (DGT) formularon en 2024 un total de 3.440.655 denuncias, lo que supone casi 10.000 multas diarias y un incremento del 4 % respecto a 2023.
¿Seguridad vial o afán recaudatorio?
Uno de los datos que más ha alarmado a AEA es que solo 50 radares, de los más de 1.000 desplegados por toda España, concentran más del 30 % de las sanciones. En concreto, estos dispositivos formularon 1.156.954 denuncias, y más de la mitad de ellos ya aparecían en el ranking de años anteriores.
Según Mario Arnaldo, presidente de AEA, “la DGT debería replantearse su política de radares, ya que no se está consiguiendo el objetivo de evitar los excesos de velocidad ni los accidentes”. Arnaldo insiste en que la mayoría de sanciones se están produciendo en autopistas y autovías, a pesar de que el 70 % de los accidentes con víctimas se producen en carreteras secundarias, menos vigiladas.
Un debate abierto: ¿dónde deben estar los radares?
La crítica de AEA abre de nuevo el debate sobre el uso estratégico de los radares. Mientras la DGT insiste en que se trata de una medida para reducir la siniestralidad, los datos evidencian que la mayoría de los radares más activos no están situados en tramos especialmente peligrosos, sino en puntos con alto tránsito y límites de velocidad estrictos que muchos conductores superan mínimamente.
Este enfoque levanta sospechas sobre un posible uso recaudatorio de los dispositivos, una idea que no es nueva, pero que cobra fuerza con cada nuevo informe y cada nueva cifra récord.
Dos tragedias recientes en Toledo reavivan la polémica
La preocupación por la seguridad en carretera no es teórica. En la CM-401, a la altura de la provincia de Toledo, dos vecinos perdieron la vida en apenas diez días en el mismo tramo, según alertaron vecinos y servicios de emergencia. Mientras tanto, muchos se preguntan por qué las carreteras secundarias, donde ocurren tragedias como estas, no concentran la vigilancia de la misma forma que las autovías.