ENDURO

Una moto de enduro española (eléctrica) bate un record mundial, pero en España sigue siendo ilegal meter la moto en el campo

Stark Varg EX

La imagen dio la vuelta al mundo del motor: una moto eléctrica española alcanzando una altura récord en el volcán Ojos del Salado, el más alto del planeta. La protagonista fue la Stark VARG EX, una motocicleta de enduro eléctrico que no solo hizo historia en condiciones extremas, sino que dejó claro hasta dónde ha llegado la ingeniería europea aplicada a las dos ruedas.

Lo paradójico es que, mientras esta moto demuestra de lo que es capaz a miles de metros de altura, en España resulta casi imposible utilizar legalmente una moto de enduro por el campo, incluso tratándose de modelos eléctricos, silenciosos y sin emisiones.

La Stark VARG EX no es un prototipo: se puede comprar

Más allá del récord, la Stark VARG EX es una moto de producción en serie. Cualquiera puede adquirirla si dispone del presupuesto: su precio ronda los 12.990 euros, una cifra elevada, pero coherente con lo que ofrece.

Estamos hablando de una moto con 80 CV de potencia máxima y un par motor descomunal de 1.036 Nm, cifras que superan a muchas 450 cc de gasolina. Todo ello con una ventaja clave: mantenimiento casi inexistente. No hay cambios de aceite, filtros, pistones ni ajustes de válvulas. Simplemente cargar y rodar.

Además, Stark permite configurar la moto según el peso del piloto, elegir llanta trasera de 18 o 19 pulgadas y ajustar la entrega de potencia hasta el punto de convertirla en algo tan dócil como una 125 o tan radical como una moto de competición… en cuestión de segundos.

Batería, autonomía y tecnología real

Uno de los grandes argumentos de la VARG EX está en su batería “Flying V”, una solución patentada fabricada en magnesio, donde las celdas se integran directamente en la carcasa para mejorar refrigeración, rigidez y ligereza.

El resultado es una autonomía que puede alcanzar hasta 6 horas en conducción tranquila por senderos, o una manga completa de motocross a ritmo profesional. Todo con un peso total de 120 kg, una cifra muy competitiva incluso frente a motos térmicas.

En lo técnico, no hay concesiones:

  • Carga completa en 2 horas (a 240 V)

  • Frenos Brembo

  • Suspensiones KYB con 300 mm de recorrido

  • Chasis de acero al cromomolibdeno

  • Cuadro Arkenstone, un auténtico smartphone reforzado que actúa como llave, GPS y panel de control

La gran contradicción: España y el enduro prohibido

Y aquí llega el choque con la realidad. España es uno de los países más restrictivos de Europa para la práctica del enduro y la moto de campo. En la mayoría del territorio nacional, circular con una moto por pistas, caminos o senderos está prohibido o extremadamente limitado, incluso aunque se trate de una moto eléctrica, silenciosa y sin emisiones como la Stark VARG EX.

La situación roza lo absurdo: se invierte en movilidad sostenible, se promueve la electrificación, se celebran los avances tecnológicos… pero no se ofrece un marco legal coherente para usarlos. El resultado es que muchos usuarios compran motos de este tipo para:

  • Usarlas solo en circuitos privados

  • Transportarlas cientos de kilómetros

  • O directamente no poder disfrutar de ellas en su entorno natural

¿De qué sirve una moto eléctrica de enduro si no puedes usarla?

La Stark VARG EX representa justo lo que muchas administraciones dicen querer fomentar:

  • Cero emisiones locales

  • Ruido mínimo

  • Tecnología avanzada

  • Impacto ambiental muy inferior al de una moto térmica

Y aun así, en España se mete en el mismo saco que una enduro de gasolina ruidosa de hace 20 años. No se diferencia uso recreativo responsable de conductas incívicas. No se distingue entre senderismo motorizado salvaje y práctica regulada del off-road.

Mientras países vecinos avanzan hacia modelos de convivencia y regulación, aquí se opta por la prohibición generalizada, empujando a los usuarios a la clandestinidad o al abandono de la afición.

Una oportunidad desperdiciada

La hazaña en el volcán demuestra que España puede liderar el enduro eléctrico a nivel mundial. Tenemos industria, tecnología y talento. Lo que no tenemos es un marco legal moderno que entienda que el problema no es la moto, sino cómo, dónde y cuándo se usa.

La Stark VARG EX es una moto capaz de hacer historia a 6.800 metros de altura… pero que en gran parte de España no puede circular legalmente por un simple camino rural.

Una contradicción difícil de explicar. Y todavía más difícil de justificar.