Le intentan colar una BMW robada y Moto-Ocasión acaba destapando una red criminal que operaba por toda España
Quién le iba a decir a Darío Lumbreras, dueño de Moto-Ocasión, que la compra rutinaria de una BMW C 650 GT terminaría destapando una banda dedicada a robar motos y revenderlas. Lo que empezó como una simple transacción de compraventa se convirtió en una operación policial digna de película.
Todo comenzó cuando un compra-venta del norte de España contactó con Moto-Ocasión para vender un scooter de la marca alemana. Tras una primera revisión visual, la moto estaba impecable. “La moto estaba perfecta”, recuerda Darío. En principio, nada hacía sospechar que tras aquella BMW se escondía un entramado delictivo.
La operación se cerró con total normalidad y la scooter se preparó para ponerse a la venta. No tardó mucho en encontrar comprador y, como es habitual en Moto-Ocasión, pasó por una revisión completa previa a su entrega al cliente.
Fue en ese momento cuando la tecnología de vanguardia con la que cuenta el taller de Moto-Ocasión jugó un papel clave. Al realizar las comprobaciones técnicas pertinentes, el equipo detectó algo que llamó la atención: el número de bastidor del chasis no coincidía con el de los componentes electrónicos. Y cuanto más profundizaban en el análisis, más incongruencias aparecían.
Darío se enfrentó a dos caminos: vender la moto y mirar hacia otro lado, o denunciar lo ocurrido. Evidentemente, eligió lo segundo. Moto-Ocasión se ha ganado su reputación precisamente por su transparencia y compromiso. Por lo tanto, se presentó ante la Guardia Civil con toda la documentación y las pruebas. La reacción fue inmediata: precintaron la moto e iniciaron una investigación.
Digno de película
Los agentes pidieron ayuda al propio Darío para dar con los responsables. La idea era sencilla pero arriesgada: volver a contactar con el vendedor y fingir interés por otra moto. Dicho y hecho.
Darío llamó al mismo hombre y le dijo que estaba encantado con la BMW, que si tenía alguna otra disponible. El vendedor mordió el anzuelo. Cargó una Kawasaki Z 800 en su remolque y condujo hasta Mora de Toledo, donde se encuentran las instalaciones de Moto-Ocasión para cerrar la operación.
Lo que no sabía es que la Guardia Civil ya lo esperaba. Con dos patrullas apostadas en las rotondas de entrada al municipio, el sospechoso fue detenido nada más llegar. “Estás detenido”, le dijo el propio Darío antes de que los agentes se lo llevaran.
La investigación posterior permitió descubrir que el detenido formaba parte de una organización criminal dedicada al robo de motocicletas. El grupo adquiría chasis de menos de cuatro años en desguaces y los utilizaba para sustituir los originales, revendiendo así los vehículos como si fueran legales. Tras su arresto, las autoridades localizaron una nave en el norte de Madrid repleta de motocicletas robadas, desde la cual operaba la organización.
La colaboración de Darío fue clave para desmantelar la red. “Si no hubiera revisado esa moto, hoy podrían seguir robando”, admite.
Aquella revisión rutinaria no solo evitó una estafa, sino que contribuyó a desmantelar una red criminal. Un ejemplo de cómo hacer las cosas bien, marca la diferencia.