Un ex guardia civil tiene claro lo que es la baliza V16: "Un sacacuartos"

Baliza V-16 en una moto

La baliza V16, llamada a convertirse en obligatoria a partir del 1 de enero de 2026, sigue acumulando críticas a medida que se acerca su implantación definitiva. Esta vez, las dudas no llegan desde asociaciones de consumidores ni desde foros de conductores, sino desde la voz de un ex-Guardia Civil y experto en tráfico y seguridad vial. Juan Carlos Toribio ha sido especialmente contundente: para él, la V16 es “un sacacuartos” y su geolocalización no funciona en España tal y como se ha planteado.

La Dirección General de Tráfico (DGT) defiende la V16 como el relevo definitivo de los triángulos de emergencia, con el argumento de que evita que el conductor tenga que bajarse del vehículo y añade una capa tecnológica gracias a su conexión con la plataforma DGT 3.0. Sin embargo, Toribio cuestiona el núcleo de esa justificación.

Según explica, el producto no es nuevo. “El modelo ya existía”, afirma, señalando que la única diferencia real es la geolocalización, un elemento que considera inútil en el contexto actual del sistema español de emergencias. Para el ex-agente, el problema no está en la luz en sí, sino en lo que la administración promete hacer con la información que recibe.

Una de sus críticas más duras apunta a la ausencia de una ley de tiempos de respuesta en España. “No existe”, insiste. Y sin ese marco legal, se pregunta para qué sirve enviar una ubicación en tiempo real si no hay garantías de que los servicios de emergencia lleguen a tiempo. En su opinión, la tecnología se ha impuesto sin resolver antes los fallos estructurales del sistema.

Toribio también pone el foco en los años de confusión normativa. Recuerda que entre 2018 y 2026 miles de conductores han comprado balizas V16 no geolocalizadas, hoy inútiles para cumplir la nueva normativa. “La gente ha estado gastando el dinero a lo tonto”, asegura, beneficiando a fabricantes, intermediarios y al propio Estado vía IVA, mientras el usuario final se queda con un producto que ya no sirve.

Desde el punto de vista de la seguridad vial, su análisis es todavía más crítico. Frente a la V16, defiende la eficacia del triángulo tradicional: colocado a 50 metros del vehículo y visible desde 100, ofrece un margen de 150 metros de seguridad real. La baliza, en cambio, “no garantiza nada” en términos de distancia y anticipación del peligro. Para Toribio, se trata de un error táctico y de una decisión carente de criterio técnico.

La geolocalización es, según él, el gran argumento de la DGT… y también su mayor debilidad. “¿Qué puede geolocalizar? Pues una cabra en el monte”, ironiza. Explica que la baliza envía señales cada 100 segundos y que, si se apaga antes o se queda sin batería —algo habitual en una o dos horas—, la supuesta ventaja tecnológica desaparece. En escenarios rurales o de montaña, donde la cobertura es limitada y los tiempos de llegada son largos, el sistema queda prácticamente anulado.

Toribio aporta además experiencias personales de su etapa en la Guardia Civil. Relata que en zonas como el Pirineo podía tardar hasta dos horas en llegar a un accidente grave. “Para entonces, la baliza ya no funciona”, señala. Y lanza una pregunta incómoda: ¿de qué sirve una señalización geolocalizada si no hay capacidad de respuesta inmediata?

El ex-agente también niega que exista un problema grave de privacidad, pero insiste en que la utilidad real es mínima. Encender, apagar y enviar una posición sin una estructura eficaz detrás no mejora la seguridad. Al contrario, puede generar una falsa sensación de protección tanto en conductores como en la administración.

En este contexto, las palabras de Juan Carlos Toribio se suman a las críticas de otros expertos y asociaciones como FACUA, que ya han cuestionado la gestión y comercialización de las balizas V16. Con la obligatoriedad a la vuelta de la esquina, el debate ya no es si la V16 se impondrá, sino si realmente aportará más seguridad o si, como denuncia Toribio, acabará siendo otro ejemplo de tecnología mal implementada y pagada por el conductor.