La DGT tocará el bolsillo (entre 300 y 600 euros) a todos los motoristas en 2026: airbag obligatorio
La Dirección General de Tráfico (DGT) ultima una nueva norma que, lejos de ser aplaudida de forma unánime, ha comenzado a generar preocupación entre muchos motoristas. El organismo dirigido por Pere Navarro planea imponer el uso obligatorio del airbag para motoristas a partir de 2026, una medida que, aunque parte de una intención positiva, levanta muchas dudas sobre su viabilidad, coste y verdadera prioridad.
Una imposición que llega sin debate real
Aunque todavía no se ha hecho oficial, fuentes de la DGT ya han confirmado que el objetivo es que a partir de enero de 2026, sea obligatorio llevar chaleco o chaqueta con airbag en todas las carreteras interurbanas. Lo que no está claro es si se va a dar voz al colectivo de motoristas en la toma de esta decisión, ni si se ha valorado el coste económico real que supondrá para miles de conductores.
Los precios actuales de estos sistemas oscilan entre 300 y 600 euros, y en muchos casos requieren mantenimiento, recargas y recambios. Para un conductor ocasional o para quienes ya hacen un esfuerzo por mantener su equipo en regla, esta nueva exigencia puede convertirse en una barrera de entrada o en un gasto injustificado.
¿Un paso lógico o una cortina de humo?
La DGT justifica la medida con estadísticas alarmantes: el riesgo de morir en moto es 12 veces mayor que en coche, y muchas lesiones graves se concentran en el tórax, abdomen o columna vertebral. Nadie discute eso. Pero lo que sí se cuestiona es que el foco se ponga solo en el motorista, sin acompañarlo de mejoras en infraestructuras, control del estado del asfalto, formación real para conductores de coche ni revisión de puntos negros.
¿No debería ser la seguridad vial un concepto integral? ¿O es más fácil exigirle al motorista que gaste 600 euros que reparar una carretera mal señalizada?
Promesas de ayudas... pero sin concreciones
Desde la DGT se habla de una “fase de transición” previa a 2026, en la que se lanzarán campañas de concienciación y posibles ayudas económicas. Pero, de momento, no hay detalles ni garantías de que esas ayudas lleguen a todos o sean suficientes. Ya ha pasado antes: muchas subvenciones acaban siendo papel mojado para quien más las necesita.
Además, la obligación comenzaría solo en vías interurbanas, dejando fuera la ciudad. Una decisión incoherente si se tiene en cuenta que en entorno urbano también hay accidentes con consecuencias graves.
¿Protección real o nueva imposición recaudatoria?
El airbag en moto es una tecnología útil y puede salvar vidas, especialmente en usos deportivos o viajes largos. Nadie lo niega. Pero el problema no es su existencia, sino su imposición sin consenso, sin ayudas claras y sin alternativas para quienes no puedan asumir el gasto.
Mientras tanto, la DGT sigue aprobando medidas unilaterales, muchas veces alejadas de la realidad del motorista medio. Una cosa es fomentar la seguridad. Otra muy distinta es forzarla sin escuchar al colectivo afectado.