Tráfico se obsesiona en junio con "crujir" a los motoristas con campañas de vigilancia cada fin de semana
Desde que comenzó el mes de junio, los fines de semana para los motoristas en España han dejado de ser sinónimo de libertad y rutas al aire libre. En su lugar, se han convertido en un desfile constante de controles, mensajes de advertencia y retenes de la Guardia Civil, especialmente visibles en las carreteras más frecuentadas por quienes practican el motociclismo de forma responsable. "Motorista, te queremos de vuelta", pero eso sí, con menos euros en el bolsillo si tienes un escape sin DB Killer.
Y es que, desde hace varias semanas, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha activado campañas de control específicas para motocicletas todos los viernes, sábados y domingos, generando una creciente sensación de acoso y criminalización dentro del colectivo.
Una campaña permanente que ya no se percibe como preventiva
Cada fin de semana, los motoristas se encuentran con carteles luminosos que repiten el mensaje “Fin de semana vigilancia motocicletas”, en muchas ocasiones acompañados por patrullas en rotondas, arcenes y salidas de curvas, realizando controles aleatorios. Lo que en principio podría entenderse como una medida de prevención se ha convertido, a ojos de muchos, en una presión constante.
“Ya ni puedes salir a disfrutar de una ruta sin sentir que te están vigilando todo el tiempo. Nos están tratando como delincuentes con casco”, comenta un motero habitual de la sierra madrileña.
Una estrategia que genera rechazo en lugar de concienciación
La medida, lejos de promover una convivencia segura, está provocando hartazgo entre los motoristas, que sienten que la DGT está señalando a todo un colectivo por igual, sin diferenciar entre quienes respetan las normas y quienes no.
“Estamos hartos de ver a la Guardia Civil en cada rotonda. No salimos a correr ni a hacer el loco. Solo queremos disfrutar de la carretera, como cualquier conductor”, explica otro usuario en redes sociales.
Este tipo de campañas, al repetirse con tanta frecuencia y sin una estrategia más integradora, debilitan la credibilidad de las acciones de seguridad vial y provocan una desconexión emocional entre las instituciones y el ciudadano respetuoso.
¿Dónde está el enfoque educativo?
Los apasionados de las motos llevan años pidiendo campañas de formación, concienciación y visibilidad real para el colectivo. En cambio, la respuesta parece centrarse en la coacción sistemática durante los fines de semana.
No se ven carteles informando sobre la correcta trazada en curvas, el uso adecuado del equipamiento o los peligros de mezclarse con tráfico urbano. Lo que se ve, con frecuencia, es un mensaje policial de vigilancia constante, como si subirse a una moto fuera en sí mismo sospechoso.
Un colectivo cada vez más molesto, pero también más organizado
La comunidad motera, lejos de ser minoritaria, está formada por miles de usuarios responsables, comprometidos con su seguridad y la del resto. Y aunque siempre hay excepciones, lo cierto es que la mayoría pide algo muy simple: respeto, equilibrio y medidas eficaces que no les criminalicen por usar su moto el fin de semana.
Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿está la DGT haciendo lo correcto o está sembrando más rechazo que prevención? Porque si cada fin de semana se convierte en una prueba de paciencia para los motoristas, la verdadera seguridad vial podría estar perdiendo el rumbo.