HUSQVARNA

Saca su Husqvarna del taller y alucina con el precio de cambiar el faro: "Me hacían luces todos los coches"

Husqvarna Norden 901

Un usuario ha decidido compartir públicamente su mala experiencia tras adquirir una Husqvarna Norden 901 de segunda mano en un taller oficial de Cartagena. La historia, lejos de tratarse de un caso puntual, incluye defectos ocultos, una reparación improvisada y una falta de atención posterior por parte del concesionario, según relata el propio afectado.


Una compra que empezó con un faro roto

El cliente adquirió la moto en abril de 2024, con poco más de 28.000 kilómetros y dos años de antigüedad. Según el vendedor, se trataba de una unidad en “perfecto estado”, sin golpes ni caídas previas. Sin embargo, nada más recogerla y dirigirse a casa, otros conductores le empezaron a hacer luces. Al llegar, descubrió que el faro delantero estaba roto.

Al ponerse en contacto con el vendedor, la primera respuesta fue que la reparación corría por cuenta del comprador. Tras insistir, el concesionario accedió a arreglarlo por garantía, aunque el cliente denuncia que se hizo de forma poco transparente, insinuando un “chanchullo” y reconociendo entonces que la moto sí había tenido un golpe anterior, contradiciendo lo afirmado en el momento de la venta.


Fallo de motor y meses sin moto

Tan solo dos meses después, en agosto, apareció un fallo de motor. Desde entonces y hasta bien entrado el año siguiente, el cliente asegura haber estado sin poder usar la moto, ya que ni el concesionario ni el taller al que fue derivado supieron resolver el problema.

Ante esta situación, el usuario solicitó entregar la moto como parte de pago para comprar una nueva, pero desde el taller le indicaron que el valor del vehículo había caído drásticamente en menos de medio año, descartando así cualquier tipo de compensación o solución comercial.


Bloqueos, falta de respuesta y nula atención posventa

El comprador insiste en que la venta se hizo a través del concesionario y que pagó más de 10.000 euros directamente a ellos, aunque posteriormente el taller alegó que solo intermedió en una operación entre particulares.

Como si no fuera suficiente, el usuario afirma que uno de los responsables, identificado como Fran, incluso lo bloqueó en WhatsApp, cortando toda vía de comunicación. Finalmente, tuvo que recurrir a un taller externo de KTM para intentar poner fin a la odisea.


Una advertencia a futuros compradores

Esta experiencia pone en duda el compromiso y transparencia que se espera de un establecimiento vinculado oficialmente a una marca como Husqvarna. Según el afectado, se vendió una moto con antecedentes no declarados, se negó inicialmente una reparación evidente y, ante los problemas posteriores, el cliente quedó totalmente desatendido.

El relato finaliza con una advertencia clara: “Bajo mi consejo, no compraría nada a esta gente. Tened cuidado”.