KYMCO

Se compra una Kymco en Madrid y lanza un aviso a navegantes: "Llevo 1.500 euros en averías"

Kymco Xciting

A veces, lo que empieza como una relación de confianza con una marca acaba convertido en un relato de frustración, gasto excesivo y desconfianza. Es lo que ha vivido Jaime, un cliente madrileño que ha compartido su experiencia con dos modelos de Kymco: la Super Dink 300i y la Xciting 400i, y que no duda en advertir a cualquiera que esté pensando en comprar una moto de la marca taiwanesa: "Buscad otra marca."

1.500 euros en averías que no son mantenimiento

El problema, según denuncia, no son los consumibles ni el mantenimiento regular. El calvario ha llegado en forma de averías repetitivas y costosas, que Jaime considera totalmente injustificadas para el kilometraje que tenían sus motos:

  • Alternador roto a los 40.000 km

  • Casquillos del cigüeñal a los 50.000 km

  • Transmisión completa “para tirarla” a los 70.000 km

  • De nuevo, alternador averiado a los 80.000 km

“Cualquiera que entienda mínimamente de mecánica sabe que estas averías no son normales”, asegura. “Un alternador no debería romperse cada 40.000 kilómetros. Es una pieza fija. No tiene justificación.”

El contrapunto de otras marcas

La crítica de Jaime se vuelve aún más severa cuando compara su experiencia con la de otras motos que posee: dos Vespa de los años 80 con más de 110.000 km cada una, sin averías mecánicas en 40 años más allá del cambio de bujías y aceite. También tiene una Vespa LX de 2005, igualmente fiable. “Y por lo que veo, Honda, Suzuki, Yamaha… tampoco se rompen así”, sentencia.

Todo en taller oficial, sin excusas posibles

Para evitar dudas sobre el origen de los fallos, el propio cliente señala que todos los mantenimientos se hicieron en servicios oficiales de Kymco. No hay margen para culpar a mecánicos externos o piezas no originales. Aun así, el deterioro progresivo y las averías graves han sido una constante.

La respuesta de Kymco: un copia-pega sin solución

La crítica no es solo técnica. Lo que realmente ha encendido los ánimos de este usuario es la falta de empatía en la respuesta de Kymco. Una contestación que considera vacía, rutinaria, “más de protocolo que otra cosa”, y que no aborda ni reconoce el fondo del problema.

“El servicio técnico estará encantado. Una moto que se rompe tanto y con averías tan caras y recurrentes es un negocio excelente para ellos, pero una desgracia económica para quien la compra”, concluye Jaime, visiblemente indignado.

Una advertencia pública a futuros compradores

Esta reseña, publicada en la red y compartida por otros usuarios, ha tenido eco en distintos foros de moteros, donde el debate sobre la fiabilidad de Kymco y su atención postventa está más vivo que nunca. Aunque la marca acumula buenas cifras de ventas, testimonios como este dejan claro que el número de unidades vendidas no siempre se corresponde con la satisfacción del cliente a largo plazo.

En un mercado donde la confianza y la durabilidad son claves, casos como el de Jaime deberían hacer reflexionar no solo a los futuros compradores, sino también a los fabricantes. Porque, como él mismo sentencia: “Una moto no se compra para vivir en el taller.”