Kawasaki tiene un scooter de 125 que vale menos que una moto china
Kawasaki vuelve a sorprender, aunque no exactamente como muchos esperarían. La marca verde, tradicionalmente asociada a motos deportivas y de gran cilindrada, acaba de lanzar el Kawasaki Brusky 125, un scooter para el carné A1 con un precio que llama poderosamente la atención: unos 1.300 euros al cambio. Eso sí, con matices importantes.
Un scooter Kawasaki… con truco
Conviene empezar aclarando el contexto. Kawasaki no fabrica scooters de forma habitual, aunque a lo largo de su historia ha habido excepciones muy concretas. Los recordados J125 y J300, por ejemplo, eran en realidad modelos desarrollados por KYMCO con emblema Kawasaki. Hoy ocurre algo similar.
El Kawasaki Brusky 125 que acaba de llegar al mercado filipino es fruto del acuerdo entre Kawasaki Motors Filipinas y Modenas, el fabricante malasio del que Kawasaki posee aproximadamente el 30 % del accionariado. El resultado es un scooter que, técnicamente, no es nuevo: se trata del Modenas Charisma 125S, rebautizado y adaptado estéticamente a la identidad Kawasaki.
Mecánica sencilla y enfoque urbano
El Brusky 125 apuesta por una arquitectura mecánica simple, pensada para el día a día y para reducir costes. Utiliza un motor monocilíndrico SOHC refrigerado por aire, con 125 cc y dos válvulas, que desarrolla 9,5 CV a 7.500 rpm y un par máximo de 10 Nm a 6.000 rpm.
No son cifras llamativas, pero sí suficientes para un uso urbano y periurbano, especialmente en mercados donde la fiabilidad, el consumo y el precio pesan más que las prestaciones puras.
En el apartado de frenos, el scooter recurre a una configuración clásica: disco delantero de 220 mm y tambor trasero, una elección coherente con su planteamiento económico. El depósito de 5,1 litros y una altura de asiento de solo 760 mm refuerzan su carácter accesible, pensado para usuarios de todo tipo.
Identidad Kawasaki, base Modenas
Donde sí se aprecia la mano de Kawasaki es en la estética. El Brusky 125 adopta una decoración claramente alineada con la marca japonesa, con el verde Kawasaki como protagonista. Aun así, en Filipinas se comercializa en tres colores: Glorious Black, Caribbean Cyan y Duchess White.
Más allá del diseño, el scooter sigue siendo, en esencia, un Modenas Charisma 125S, sin cambios estructurales ni técnicos relevantes. Un enfoque pragmático que permite a Kawasaki estar presente en un segmento donde normalmente no compite, sin asumir el coste de desarrollar un producto propio desde cero.
El gran argumento: el precio
El dato que realmente hace destacar al Kawasaki Brusky 125 es su precio. En Filipinas tiene un PVP de 77.000 pesos filipinos, lo que equivale aproximadamente a 1.300 euros. Una cifra extremadamente baja para un scooter con el logotipo de Kawasaki en el frontal.
Eso sí, conviene subrayarlo: no está previsto para Europa, ni responde a los estándares de equipamiento o normativa que se exigen en mercados como el español. Es un producto claramente pensado para el sudeste asiático, donde la movilidad urbana económica es clave.
Una estrategia conocida
El Brusky 125 no es una revolución ni pretende serlo. Es un ejemplo más de cómo Kawasaki utiliza alianzas estratégicas para ampliar su presencia en mercados concretos, incluso en segmentos que no encajan del todo con su ADN tradicional.
Para el público filipino, es una opción asequible, fiable y con el atractivo de una marca global. Para el resto del mundo, queda como una curiosidad más dentro de esas “Kawasaki que no parecen Kawasaki”, pero que ayudan a entender cómo se mueve la industria de la moto a nivel global.